Se te encoge el corazón. Si creías que ya nada de tanta desgracia en este mundo funesto, sin necesidad ninguna, podía emocionar un ánimo endurecido, llega este sentido artículo de Virginia P. Alonso en PÚBLICO, para que nos preguntemos cómo podemos seguir tolerando tanta crueldad, tanto odio. La historia terrible deSamuel, el niño ahogado en las playas de Andalucía y de su madre, ahogada también, cuyo cuerpo ha aparecido en la costa argelina. Un día más para gritar con toda la fuerza la bienvenida a las personas refugiadas, a las que huyen de la violencia o del hambre, a quienes se les niega su derecho al amparo y se les condena a muerte, sin que hayan cometido otro delito que el de ser presa de la miseria o víctimas de una guerra. El artículo lo señala Antonio Aguado.