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Compruebo con magua que somos muy pocas las personas que nos damos cuenta del terrible perjuicio que causan a Canarias las agresiones trasculturales. Que en Canarias proliferen las manifestaciones festivas referidas a otras latitudes, en detrimento de las nuestras es un síntoma terrible de nuestras carencias culturales. Y que eso se haga, encima, con protagonismo de entidades oficiales, es más triste. Y que, para colmo, esas entidades estén gobernadas por partidos que se definen conmo nacionalistas, entonces el frío congela el alma. El alma que otra gente vende. Porque, en todo caso, una de esas pocas personas a que aludo al principio, es Agustín Bethencourt, que desde TAMAIMOS certifica que en Teror, que debería ser rfeferente permanente de la cultura canaria, se vende el alma, vistiéndola de corto y faralaes.