Hay mucha desconfianza -fundada confianza- sobre Biden, que es ya, el presidente UA, el presidente, sin duda, de la oligarquía. Pero hay muchas diferencias. Trump es un loco fascista. Por tanto, a pesar de lo que se pueda decir. La gente migrante en USA tendrán un respiro, las atenciones sociales no serán barridas, USA volverá a la OMS, a los acuerdos nucleares. No. No es lo mismo. Lo digo yo, Chema Tante. Y, como dice Javier del Pino, es una gozada pensar en Trump enrabietado y un montón de asesores buscando la manera de decirle que ha perdido. Pero también hay que recordar que este loco fascista sigue siendo, hasta enero, presidente USA, con todos sus poderes efectivos. Y se puede, constitucionalmente autoperdonar. Quienes esperamos que la Justicia caiga sobre él, podemos esperar cualquier cosa.

Recojo tres crónicas recientes, de PORTSIDE, de EL ECONOMISTA de México y de LA NACIÓN, que certifican y amplían el potente éxito de la socialista Alexandria Ocasio-Cortez, que se está abriendo camino, dentro del Partido Demócrata USA. El Partido Demócrata de por allá tiene que darse cuenta de que sus votos no están en la franja indecisa que dispute a  los republicanos, sino en el pueblo. Vean en ese cartel que agita Alexandria todo un programa de gobierno de la izquierda, que puede llevar a la gente a la Casa Blanca.