Elisa Beni trata, en este muy concreto artículo en EL DIARIO, de lo que yo, Chema Tante, creo uno de los más graves problemas de las sociedades del estado español y que atestigua como pocos la permanencia del régimen franquista. Es la manera aleve y zafia con que muchas juezas y muchos jueces se ponen al servicio de la derecha con actuaciones que tuercen, fuerzan, cuando no la vulneran, la ley. Incluso estas leyes que sufrimos que ya de por sí son a menduo muy injystas. No es nueva la parcialidad de parte de la Judicatura, pero siempre es vergonzosa. El artículo de Beni lo recomienda el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado
A este sabroso artículo de Carlos Hernández que señala en EL DIARIO el coherente veterano socialista Antonio Aguado, yo, Chema tante, debo apostillar varias cosas, primero, que lo de "nuestro", lo dirá hernández por él, porque, desde luego, somos multitud quienes no sentimos al hijo de Sofía como monarca nuestro. También, que el ciudadano Borbón tiene elegido el bando desde que lo parió su madre. Y por último, enlazaré estas en general sensatas palabras de Hernández con otras informaciones que indican que en la Casa Real (la de la familia Borbón, para entendernos) se han cabreado por la designación de Cristina Fallarás para el Consejo de TVE. Tengo mucha admiración por la Fallarás. Pero, si, además, su figura encochina al Borbón, entonces ya me dan ganas de exaltarla a la santidad. Y termino uniéndome con fervor a lo que dice Hernández a quienes compran la monarquía del estado español con otras de esos mundos. Es la pura verdad, las españolas y los españoles no tienen motivos más que para avergonzarse de esa monarquía, surgida de un régimen facha y sanguinario. Y ni el viejo ni el de ahora han hecho nada, pero nada, para sacarse de encima el tufo franquista.
Desde LA TIRADERA, Enrique Bethencourt alerta de que, a pesar del voluntarismo expresado en una frase que circula por los ámbitos comprometidos, el miedo sigue siendo utilizado como la palanca del gran chantaje montado por la gente de arriba contra la gente de abajo. Y Enrique, con su rigor deocumental de costumbre, no se limita a meros argumentos más o menos retóricos, sino que se apoya en datos objetivos.
El recurso del insulto, la amenaza y la criminalización parece ser la dinámica general de algunos dirigentes del PP, tratando de amedrentar a las personas que salen a las calles y luchan por sus derechos robados, en contra del saqueo del gobierno y sus mariachis de la putrefacta banca y el corrupto poder financiero.