Como de costumbre, Vicenç Navarro exhibe la coherencia que establece entre la rigurosidad de sus conocimientos teóricos económicos y su sensibilidad social, para montar esta recomendación que hace en torno a los planes de reconstrucción. Lo destaca el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado y yo, Chema Tante recuerdo la tristeza que invade al comprobar que a las y los capitostes de la política, la economía y hasta de ciertos sindicatos, haya que indicarles que el gasto social y la inversión pública rentable no solamente son cuestión de justicia, sino de inteligencia estratégica, porque no hay otra manera de dinamizar la actividad económica.

Caceroladas o aplausos. Un trascendental artículo de Vicenç Navarro, en su blog personal, en PÚBLICO y en NUEVA TRIBUNA. Lo destaca Francisco Morote, de Attac Canarias y yo, Chema Tante digo que lo que describe Navarro es muy importante, aunque me temo que, como de costumbre, la sensatez a perdido ya la batalla frente al neoliberalismo. Porque de eso va la cosa. La pugna entre quienes armados de lógica y datos, proclamamos que la covid-19 es consecuencia de las locuras neoliberales y que, por tanto, hay que buscar nuevas fórmulas económicas y sociales, por un lado y la gente que yo llamo de nuevo covidiotas, la derecha ceporra que no entiende nada de lo que esta pasando, más allá de que hay que seguir ganando dinero, como sea, a la mayor gloria del dios Friedman y de Trump, su actual profeta. Y hay que hacer una mención aparte, especial, para ese par de covidiotas sublimes, José Bono y Miguel Sebastián, que rechazan que haya que subir impuestos. Y véase que este par de insensatos sde alinean en el campo socialista.

Nota de Chema Tante:  Lo que dice Lidia Falcón en este magnífico artículo, tiene una superlativa proyección al caso de Canarias.  Como el resto de los pueblos del estado, el canario perdió significativas actividades económicas que, aunque solamente beneficiaban a las clases altas, en algún momento ese abuso podría eliminarse. En el caso canario, la pérdida de los Puertos Francos, de gran importancia comercial, que permitían a Canarias una interlocución con otros países, que ha perdido, a manos de las operadoras turísticas multinacionales. Pero cuando hablamos del efecto contra el ambiente del turismo, en Canarias se multiplica. Con nuestra lejanía, los vuelos son mucho más prolongados; con la devastación del sector primario, los alimentos que consume la masa turística son transportados por largas distancias, quemando combustibles fósiles, largando CO2 a la atmósfera. Y, a pesar de la escasez de agua, la derrochamos llenando piscinas, evacuando excrementos, regando césped, no cultivos de alimentos, y duchando a 16 millones de personas cada año.