El coherente veterano militante socialista Antonio Aguado señala en EL DIARIO este atinado artículo de Javier Pérez Royo. El prestigioso constitucionalista, como es habitual, entra en el centro de la cuestión. Lo del pillo Urdangarin no pasa de una anécdota más en la orgía de la rapiña de dineros públicos en este estado de nuestras desgracias. Pero es una anécdota que revela la oscura realidad: Que las sociedades del estado y el mismo estado se gestionan por una legión de chafalmejas, encandilados por los fastos de la monarquía. Una insalla que pierde el seso por estar en contacto con la realeza. Entre la corrupción por el dinero y la corrupción por las apariencias, los pueblos del estado español están sumidos en la pobreza. Y todo, porque, diga lo que diga su respetada Constitución, la voluntad popular no está siendo atendida.
Aquí está el descenso del paro registrado
No es cierto que haya 111.565 en el estado y 712 en Canarias personas más trabajando, sino que sigue aumentando el número de parados y paradas que alcanzan el grado de desesperación que los indice a emigrar -quienes pueden- o a no mantener su nombre en la lista de demanda de empleo.
Canarias mejora levemente su nivel de confianza empresarial pero se sitúa a la cola en el conjunto del Estado