Federico Aguilera Klink recomienda este artículo, al que llama "sorprendente" de Dmitri Orlov, de 2018, que ahora recupera RUSSIA INSIDER. Y yo, Chema Tante, que comparto el criterio sorprendido, añado que, más que paciencia, creo que la actitud Putin es de prudencia. La misma prudencia que, ahora Rusia y antes la Unión Soviética ha venido aplicando en su política internacional. Se olvida con mucha facilidad que quien lanzó dos bombas atómicas y quien viene interviniendo en todas partes con violencia, ha sido USA. Prudencia. Y me parece buena oportunidad para recordar a una pareja heroica, los Rosenberg que dieron la bomba a la URSS y con ello salvaron al mundo. Porque si USA hubiera conservado el monopolio nuclear, ya la hubiera utilizado otra vez. Ahora, como explica Orlov, USA está siendo víctima de la misma estrategia con la que liquió a la URSS, la escalada de armamentos.
Juliá Álvaro publica en EL DIARIO esta admonición que se une a la que tanta gente llevamos haciendo hace tanto tiempo, potenciado en estos días por el advenimiento del virus maldito. Lo recomienda el coherente veterano militante socialista, Antonio Aguado y yo, Chema Tante, como la memoria es flaca, debo insistir en que cuando la pandemia remita -que no será pronto, pero será- la gente y quienes gobiernan y quienes gestionan las empresas, sobre todo estas últimas personas, pueden olvidar que las causas de la calamidad sanitaria y de la crisis económica han sido las agresiones a la sostenibilidad. Por tanto, si no quieren volver al llanto y al crujir de dientes, y esperando que no sea demasiado tarde, hay que asumir lo que ha pasado, por qué ha pasado y lo que hay que hacer para que, si fuera posible, no vuelva a pasar. Y, para ello, bien vale comprender la utilidad del decálogo que propone Álvaro. Ojalá quienes gobiernan y quienes gestionan las empresas leyeran esto. Y se enteraran de que es lo que tienen que acatar.
"Hernández pide paciencia y asume que el plan contra la pobreza tardará otro año." La que se llama socialista y obrera Patricia, vicepresidenta del gobierno del genuflexo Clavijo, desprecia que ser socialista es ser de izaquierdas. Y que ser de izquierdas es sentir desesperación por los derechos populares arrollados. Los únicos derechos por los que -por la cuenta que le trae- se le conoce desinquietud a la apalancada Patricia es el muy legítimo de las madres lactantes y el más cuestionable de las vicepresidentas a alojarse en suntuosas residencias .