"El cuento del coche eléctrico", escribe Federico Aguilera Klink al señalar este contundente artículo de Igor Ogorodnev en RT. El artículo nos cuenta las formas en que el ladino neoliberalismo es capaz de aprovechar hasta algo tan serio como el desastre climático para hacer negocio. El cinismo llevado hasta sus últimas consecuencias. Aquí, en Canarias, polítiquería y empresariado inducen a la idea errada de que coches eléctricos y trenes contribuyen a la lucha ambiental, ocultando que la electricidad que utilizan se genera quemando fósiles y que no se hace nada para mejorar el  mix energético. En Noruega, el gobierno con una mano promueve el coche eléctrico y con la otra exporta petróleo a mansalva. Y, encima, el coche eléctrio no es sino el segundo coche. Para tranquilizar la conciencia. Todo sea por el beneficio, como dijo Friedman.

Durante mucho tiempo, en el estado español nos tranquilizábamos pensando que, aunque la extrema derecha estaba presente, igual que en todas partes, por aquí se encontraba de alguna manera controlada por sus conmilitones, todos juntitos en el partido popular. Pero las cosas cambian, a peor, si cabe. En este estupendo artículo que señala en RT Federico Aguilera Klink, el exteniente Luis Gonzalo Segura nos explica como, en su desesperada estrategia por neutralizar a la izquierda de verdad, al neoliberalismo no le basta con la acción del Pp o las estratagemas del PsoE y está terminando por desatar la peor fiera. El extremismo fascista. Desde luego, las cosas que estamos viendo y escuchando, son un auténtico motivo de alarma