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sábado, 18 de mayo de 2024 17:06h.

CC.OO y sus Fundaciones - por Julián Cudero Hernández

FRASE CUDERO

 

CC.OO y sus Fundaciones - por Julián Cudero Hernández  

Un sindicato nunca debe despegarse del lugar donde está la clase asalariada, porque de hacerlo se transforma en un sindicato reformista.

"El Jefe de la CEOE Antonio Garamendi, invitado por la dirección de CCOO a su Congreso." Fuente:ElDiario.es, 21.10.21

"El Jefe de la CEOE Antonio Garamendi, invitado por la dirección de CCOO a su Congreso." Fuente: ElDiario.es, 21.10.21

Hace unos días leí que Comisiones Obreras (CC.OO) en su reciente Congreso, aprobaría una nueva fundación para dar la batalla cultural desde la izquierda, ser el referente del pensamiento de izquierdas en España y actuar como punta de lanza progresista en los debates socio-económicos contemporáneos, como salarios, viviendas, condiciones de trabajo o educación Casi nada, aunque me alegro que después de estar bastantes años invernando, empiecen a pensar que hay que retomar el papel histórico del sindicalismo socio-político y de clase de CC.OO que hace tantos años dejaron de lado.

Pero tengo mis reservas en que este planteamiento sea realmente sincero. Como botón de muestra, en mi opinión, me ha parecido muy raro y contradictorio, ver la libre intervención del presidente de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, en dicho Congreso. Pero a pesar de todo no deja de ser interesante que se pretenda ayudar por elevar el nivel cultural en nuestro país que tanto ha bajado en los últimos 20 años, con las debidas consecuencias negativas tanto para la clase trabajadora como para el resto de las capas populares. Estas cosas suelen ayudar a bastante gente a comprender mejor la difícil situación laboral, social y política en nuestro país, aunque por si solas no sean determinantes para resolver los grandes problemas de la clase obrera.

Desde mi experiencia en la lucha sindical activa en CC.OO desde los tiempos del franquismo, considero que esa actividad de servicios debe ser complementaria a la lucha diaria por las cuestiones económicas, laborables y sociales en los centros de trabajo, en las empresas, de lo contrario no servirán de mucho.  

Desde hace muchos años desde el sector crítico de CC.OO ya planteábamos  internamente nuestras discrepancias con priorizar el sindicalismo de servicios, ya que ello traería inexorablemente un deterioro en el sindicalismo de clase, centrado en la lucha en los centros de trabajo y empresas y en la movilización en la calle para mejorar las condiciones laborales de nuestra clase. Desgraciadamente no nos equivocábamos, hoy nos encontramos con unas organizaciones sindicales muy debilitadas, sin gran presencia en muchas empresas, alejados del contacto con la clase trabajadora, sin posibilidad de plantear grandes movilizaciones, y lo más grave: han perdido la confianza en el personal obrero, incluso viéndose superados a veces por las luchas en bastantes empresas emprendidas directamente por los propios trabajadores al margen de los llamados sindicatos mayoritarios. Es decir, abandonando la lucha de clases.

En esta situación actual tan negativa también ha influido esa actitud de abandono del sindicalismo directo con la clase obrera. Un sindicato nunca debe despegarse del lugar donde está la clase asalariada, porque de hacerlo se transforma en un sindicato reformista.

"Yolanda Diaz con Garamendi". Fuente: Público, 03.10.20

«Yolanda Diaz con Garamendi». Fuente: Público, 03.10.20

Hace muchos años que los sindicatos perdieron su autonomía organizativa y económica, desde que  empezaron a buscar una financiación de las instituciones, mediante el percibo de importes por cada delegado sindical, por la formación profesional, por secciones sindicales, ayuda por las fundaciones, etc. Al perder la autonomía económica se convirtieron en organizaciones domesticadas por los diferentes gobiernos de turno.

Es verdad que cualquier organización que trabaje y ayude a resolver problemas sociales y económicos, -partidos políticos, ONGS, sindicatos, etc.- debe recibir los medios para poder hacer su trabajo, pero nunca renunciando a sus planteamientos y a sus principios.

CC.OO desde su nacimiento durante el franquismo y durante muchos años, se constituyó sobre la base de los principios del sindicalismo de clase, socio-político, democrático, pluralista, participativo e independiente, y nunca debió abandonarlos.

Ahora, aunque la situación es bastante complicada y difícil para millones de personas en nuestro país, considero que la clase obrera, al igual que en otros momentos, necesita estar bien organizada y unida en la lucha. Una batalla que debe ser permanente gobierne quien gobierne. Como todos sabemos el retroceso en lo salarial y en lo social, es consecuencia de los efectos de las distintas reformas laborales, tanto del PP como del PSOE, que nunca debieron permitirse y que, por cierto, el actual gobierno de coalición no ha derogado ni la una ni la otra. Anular la negociación colectiva, principal arma de la clase trabajadora, ha debilitado muchísimo su poder para sacar adelante sus necesarias y justas reivindicaciones. Los actuales sindicatos pueden y deben ayudar a remontar esta situación siempre que actúen como corresponde, desligados de los amarres de las instituciones burguesas, pegados y escuchando a las plantillas obreras, actuando  de forma clara honesta y democrática.

Esto último no se ha hecho en la reciente lucha del metal en la provincia de Cádiz. En este sentido, me parece grave, muy grave, la actuación de las cúpulas dirigentes tanto de CC.OO como de UGT al mediar y llegar a un acuerdo sin la opinión del conjunto del personal asalariado. Y más grave todavía me parece, si no estoy mal informado, que el acuerdo solo ha sido ratificado por los comités de empresa y delegados sindicales en vez de hacerlo por asambleas generales. Ese tipo de actuación no corresponde a un sindicalismo democrático y participativo tal y como se inició esta huelga. Eso es una traición a la clase obrera.

La huelga del metal de Cádiz, me ha recordado en bastantes cosas, aunque no en todas, a la huelga general indefinida que desarrollamos en el sector de la construcción en la negociación del convenio provincial de Valencia entre diciembre de 1975 y enero de 1976 con más de 50.000 trabajadores en huelga. El paro fue total y duro 23 días, con muchas dificultades, no solo por la represión policial en aquellos tiempos, sino también porque CCOO y el resto de las organizaciones sindicales no estaban legalizadas. Sobre todo CC.OO en la que luchábamos desde dentro y desde fuera para erradicar el sindicato vertical del gobierno y de los empresarios e imponer un sindicalismo democrático y participativo de la clase obrera. Para aguantar dicha huelga debido a las necesidades de mucha gente en sus casas y su familia, por las detenciones policiales, tuvimos que crear   una caja de resistencia con un equipo de compañeros cuyo trabajo prioritario era cada día recoger ayuda por tiendas y bares para después repartirlo entre las personas más necesitadas en las asambleas.

El triunfo de aquella huelga fue un gran éxito, no solo por el incremento salarial que fue bastante bueno, alrededor del 40% del salario más bajo, el del peón, sino también porque ahí empezó el verdadero declive del sindicato vertical y la imposición de un sindicalismo de clase y combativo.

Alguien se preguntará como pudo aguantar todo un sector productivo de más de 50.000 trabajadores de la provincia de Valencia durante 23 días. Muy sencillo: porque desde su preparación hasta el final, todo absolutamente todo, se acordaba en asambleas, primero en las empresas y tajos, y después en asambleas generales, donde la gente de localidades más lejanas venían con los mandatos de los trabajadores de sus lugares. Por eso acudían a las asambleas, tanto en la avenida la Plata o en el parque sindical de Nazaret en Valencia, alrededor de 8.000 personas. Y cuando se llegó a un acuerdo con la patronal, primero se llevó a las empresas y tajos, y solo después a la asamblea general y teniendo en cuenta todas las intervenciones se votó el acuerdo y la finalización de la huelga.

Esta es precisamente la diferencia importante entre aquella huelga y la del metal de Cádiz. Siempre las formas en cómo se hacen las cosas son importantes. Tanto es así, que al año siguiente ocurrió algo muy parecido, y también tuvimos un buen éxito. Empezamos con unidad y terminamos con unidad.

Volviendo al tema inicial y como conclusión, no está mal que se realicen determinados servicios desde los sindicatos, a través de las Fundaciones, seguros, cursos, etc., pero siempre como complemento al sindicalismo de lucha de clases, nunca como sustitución ni condicionante para debilitar esta lucha permanente.

* Gracias a Julián Cudero Hernández, a HOJAS DE DEBATE y a la colaboración de Arturo Borges

JULIÁN CUDERO HERNÁNDEZ

HOJAS DE DEBATE

https://hojasdebate.es/organizaciones/ccoo-fundaciones/

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