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miércoles, 24 de abril de 2024 19:25h.

El cuerno huele a quemado - por Gerardo Rodríguez

 

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El cuerno huele a quemado - por Gerardo Rodríguez, miembro del Secretariado Nacional del STEC-IC

Hay guerras que siempre están en las noticias, contadas al detalle, y guerras olvidadas que no aparecen nunca; hay guerras que marcaron épocas y guerras, las más, que marcaron a todas las pèrsonas que las padecieron; hay guerras con armas sofisticadas, últimos modelos del complejo militar-industrial, y guerras que se hacen con armas anacrónicas como los garrotes que dibujó Goya;

GOYA, DUELO A GARROTAZOS
GOYA, DUELO A GARROTAZOS

hay guerras civiles, étnicas, mundiales, algunos hablan de guerras justas y otros de guerras santas; hay guerras inexplicables y guerras inexplicadas; hay guerras para todos los gustos porque el mundo no conoce un día de paz global desde que se tiene memoria, siempre hay alguna guerra que rompe estruendosamente la armonía y nos deja la paz de los cementerios. Desde que tenemos certeza de la guerra primitiva a través de la antropología y vimos las primeras escenas de “2001, una odisea del espacio” (1968), y reflexionamos sobre nuestra evolución como especie, supimos que muchos lazos habría que entrelazar para llegar a una paz perpetua, como la imaginó Kant, con un Derecho Internacional robustecido y humanitario.

PAZ KANT

Si Ucrania es la guerra que nunca desaparece porque se desarrolla en suelo europeo, Etiopía es la guerra que nunca o rara vez aparece porque sucede en el Cuerno de África y a pocos les importa una región que no tiene gas, petróleo, litio ni otras materias primas que sean imprescindibles para que la economía de mercado, focalizada en la acumulación de capital, el consumo y el crecimiento insostenible, no se detenga. Tampoco es un punto caliente de la geopolítica mundial en el que convenga intervenir para mantener el estatus quo.

GUERRA UCRANIA ETIOPÍA
GUERRA UCRANIA ETIOPÍA

El Cuerno de África es, desde tiempo inmemorial, un territorio marcado por las grandes tragedias que acompañan al hambre, las enfermedades, la inseguridad, la ausencia de Estado, la muerte evitable y las tiranías más crueles. También es un territorio de una enorme belleza y de una cultura tan antigua que se confunde con la leyenda. Algunos occidentales buscaron allí una salida aventurera para una vida a la deriva, como Rimbaud en Harare, y otros visitaron esos parajes no hace tanto para testimoniar lo que vieron, como Javier Reverte en “Los caminos perdidos de África” (2002). Por supuesto hay más testimonios sobre los indómitos dominios de los viejos y cuasi extinguidos leones abisinios.

RIMBAUD, ANTE SU CASA EN HARARE
RIMBAUD, ANTE SU CASA EN HARARE
JAVIER REVERTE
JAVIER REVERTE

Una mujer recorre un suntuoso palacio engalanado para la gran fiesta a la que está invitada, las copas son de cristal de Bohemia, la porcelana de Delf y los grifos brillan bruñidos en oro. Un aire de antiguas hazañas se condensa en cada objeto que se encuentra a la vista. Al cabo de deambular un rato, llega a los límites de los jardines y observa una escena perturbadora: una multitud de desarrapados espera hambrienta las sobras del convite, famélicos y desesperados aguardan con impaciencia a que aparezcan los criados con los despojos pero, cuando lo hacen, primero se los dan a los perros del Emperador en bandeja de plata labrada. La mujer mira perpleja lo sucedido y lo recoge por escrito, es periodista y se llama Oriana Fallacci.

ORIANA FALLACI
ORIANA FALLACI

 

Así recuerdo ahora, tantos años después, el capítulo que la periodista italiana le dedicó a Haile Selassie en “Entrevista con la Historia” (1970), es posible que algunos detalles los haya olvidado o modificado mi imaginación, pero el contenido es sustancialmente ese.  Evoco este episodio en este tiempo en que el Presidente de Francia, Enmanuel Macron, ha comenzado el nuevo curso político con la afirmación del fin de “la era de la abundancia” debido a la guerra de Ucrania, la inflación y las consecuencias del cambio climático para el mundo entero. El fin de la abundancia no les dice nada a los habitantes de esta región, si nunca la conocieron, nunca sabrán que ha concluido. 

MACRON
MACRON

Etiopía, Somalia, Eritrea, Yibuti, Sudán del Sur y Norte de Kenia están entre los territorios más postergados de la Tierra, los más pobres dentro de un continente pobre y los más atrasados. La opulencia solo la han conocido una pequeña élite como la corte etíope de Haile Selassie antes de que lo derrocaran, tal y como refleja Oriana Fallaci. En los últimos años, la sequía abrasadora ha cuarteado los campos y arruinado las cosechas, ha matado los animales y ha provocado que ahora mismo, 20 millones de personas puedan morir de inanición, entre ellos 3,5 millones de niños y niñas según UNICEF.

ETIOPÍA
ETIOPÍA

Etiopía es el gran país de esta zona del mundo por varios motivos: por ser el tercer país más poblado de África, el único que nunca fue colonizado por Europa junto a la pequeña Liberia, una nación con una cultura ancestral muy arraigada y la sede de la Unión Africana. Esta nación tan espiritual como fascinante, con tierras de labor que abarcan hasta donde alcanza la vista, siempre ha vivido al límite y su historia es, cuanto menos, fastuosa y delirante.

ETIOPIA

El libro sagrado de este crisol de culturas donde el cristianismo ortodoxo es la religión mayoritaria, con minorías importantes tanto étnicas como religiosas, es el “Kebra Neguest” o “Gloria de Reyes” en el que se reflejan mitologías antiquísimas sobre la fundación del país que remiten la historia etíope a la Reina de Saba, cuyos dominios se extendían además a Somalia y Yemen. La Reina viajó a Jerusalén para conocer al Rey Salomón y de aquel encuentro nació su hijo Menelik I, que ya de adulto volvió a Jerusalén para conocer a su padre, regresando a Etiopía con el más valioso tesoro del pueblo judío, el Arca de la Alianza, donde se guardaban  las Tablas de la Ley que Dios depositó en manos de Moisés en las montañas del Sinaí,

KEBRA NEGUEST
KEBRA NEGUEST

la última novela de Laura Restrepo revisita este viejo mito (“Canción de antiguos amantes”) (2022). El Arca está guardada en la Iglesia de Nuestra Señora de Sion, en la antigua y santa ciudad de Axum, de más está decir que no me fue dado el privilegio de ver ese mítico cofre, ni tan siquiera entrar en la iglesia, pero sí de caminar entre las tumbas de antiguos reyes coronadas de altas estelas con más 1.700 años de antigüedad. Posiblemente por este mito originario e iniciático, siempre hubo una comunidad judía numerosa en Etiopía y por eso mismo, la estrella de David se plasma en la bandera nacional.

LAURA RESTREPO
LAURA RESTREPO

Menelik fundó la dinastía salomónica que, entre guerras civiles y vecinales, gobernó Etiopía hasta que en 1974 fue derrocado el último Emperador, Haile Selassie, dando paso a una República que terminó con la monarquía más antigua del mundo. Hoy Selassie descansa dos lugares: en un mausoleo de la catedral de Addis Abeba que guarda sus restos y en la conciencia de los rastafaris, jamaicanos y de otras latitudes, que lo adoran como a Dios. Un dios menor, pequeñito y extravagante, cuyo reinado de oropel describe magistralmente Ryzard Kapuscinsky en “El emperador” (1978).

RYSZARD KAPUSCINSKY
RYSZARD KAPUSCINSKY
SELASSIE MUSSOLINI
SELASSIE MUSSOLINI

Adornado por la pátina de una reputación de líder del mundo en vías de desarrollo, luego de pasar en su exilio de Bath la ocupación, que no colonización, de Etiopía por Mussollini, a Selassie se le coló un periodista en el país, Jonathan Dimbleby, que filmó imágenes de decenas de miles de hombres y mujeres que se morían literalmente de hambre mientras el emperador vivía entre la locura y el más abyecto derroche. La película “El hambre oculta", que se estrenó en la televisión inglesa, fue el principio del fin de aquel hombre que tenía un “ministro del cojín”, ya que viajaba con centenares de ellos que le permitían reposar los pies en algo material cuando se sentaba, porque no le llegaban al suelo. Como le dijo un cortesano a Kapuscinsky, no sabían a qué venía tanto revuelo si en Etiopía morir de hambre era considerado “muerte natural”, como si de una peritonitis se tratara. Una lógica aplastante.

JONATHAN DIMBLEDY
JONATHAN DIMBLEDY

Ahora, Etiopía se desangra en una nueva guerra, la que mantiene las tropas federales contra la guerrilla del Frente de Liberación del Tigray, una región norteña en la que se encuentra Axum. Al este, Somalia no tiene Estado y una lucha tribal de facciones y señores de la guerra aterroriza a la población indefensa siempre al borde de la hambruna. Sudán del Sur, al que apoyaron los occidentales en su guerra de la independencia de Sudán, no conoce un momento de paz desde entonces, primero lucharon contra Al Bachir y ahora entre ellos por paupérrimos territorios. Eritrea, después de la guerra de independencia de Etiopía, tiene uno de los peores historiales sobre Derechos Humanos del mundo. Al otro lado del Mar Rojo, Yemen sufre una guerra brutal por parte de Arabia Saudí, el aliado corrupto y despótico de occidente que asesina a periodistas como Yamal Khashoggi y los hace desaparecer ante los ojos de todos los organismos internacionales, sin que haya bloqueos comerciales ni se rompan relaciones diplomáticas. Todo un detalle para la mafia del petrodólar.

JAMAL KHASOGGI
JAMAL KHASOGGI

Dolor, esa es la palabra que describe lo que sienten los pobladores de estos territorios que no salen en nuestros noticieros ni en tiempos de guerra.

SÁHARA PALESTINA YEMEN ETIOPIA LAS GUERRAS OLVIDADAS
SÁHARA PALESTINA YEMEN ETIOPIA LAS GUERRAS OLVIDADAS

 

                            Gerardo Rodríguez (miembro del Secretariado Nacional del STEC-IC)

 

 

 

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