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viernes, 19 de abril de 2024 08:13h.

Defender la alegría... sin perder la cabeza - por René Behoteguy Chávez

Quienes llevamos la vida entera, literalmente, oponiéndonos al criminal bloqueo de Estados Unidos contra Cuba tenemos derecho, como no, a una justificada alegría...

Defender la alegría... sin perder la cabeza - por René Behoteguy Chávez *

Quienes llevamos la vida entera, literalmente, oponiéndonos al criminal bloqueo de Estados Unidos contra Cuba tenemos derecho, como no, a una justificada alegría. Finalmente las cartas trucadas de la historia, a principios de los años 90, habrían hecho apostar a cualquiera que nuestra generación vería el derrumbe de la revolución cubana antes que el fin del bloqueo. Un bloqueo que lleva ya más de 52 años y cuyo impacto le ha supuesto a la economía cubana cientos de miles de millones de euros, cerrándole el acceso no solamente a su mercado natural más cercano, sino también cercenando su avance tecnológico y dificultando su inserción en la economía mundial.

Si bien dicho bloqueo data de la presidencia de Kennedy, la existencia en aquel momento de un bloque de países socialistas, permitió que, de alguna manera, la isla caribeña sustituya la importancia de las relaciones económicas con Estados Unidos, complementando su economía  con la de los países de Europa del Este. A principios de los años noventa, el derrumbe de la Unión Soviética y el resto del campo socialista, supuso para Cuba la pérdida del 85% de su comercio exterior generando una gravísima crisis económica conocida como “periodo especial” la cual fue sentida con dureza por el estado y las familias cubanas aunque cabe resaltar que, ni aún con un cataclismo económico de esas proporciones, la isla cayó en la tentación tan extendida en la actual Europa en crisis de recortar la educación o la sanidad, cuya alta calidad constituyen el buques insignia de la revolución.

Estados Unidos, lejos de aflojar el bloqueo ante la difícil situación que afrontaba la población cubana, entiende la ocasión como la ideal para derrotar por asfixia económica a la revolución cubana, por lo que opta por endurecer el bloqueo y utilizar su rol de potencia hegemónica para obligar al resto de países de la región y el mundo a sumarse al ataque contra Cuba, las leyes Helms-Burton y Torricelli que obliga a las empresas y países del mundo a elegir entre comerciar con la pequeña isla caribeña o con la mayor potencia mundial, extienden y consolida el cerco contra la isla. Todo ello en un contexto regional latinoamericano en los años 90 de triunfo del neoliberalismo y por tanto, de gobiernos absolutamente sumisos al poder norteamericano.

Pero a pesar de este endurecimiento del bloqueo en el peor momento para la economía cubana, el pueblo y su revolución supieron resistir. Lo que probablemente Estados Unidos no entendió es que la revolución cubana es ya parte de la identidad de ese pueblo y que cuando se la agrede, se está agrediendo a las raíces más profundas de la lucha histórica del pueblo cubano.

Desde este punto de vista, el cambio en política respecto a Cuba anunciado hace pocos días por Obama, tiene que ver con la profunda transformación del escenario geopolítico mundial que hoy, en 2014, tiene significativas diferencias con el de finales de los años 90.

Por un lado América Latina se ha transformado significativamente, la emergencia de gobiernos populares de izquierda y con marcado discurso antimperialista marcan la gran diferencia. Porque más allá de de la coherencia o no de los mismos, o de los diferentes grados de profundidad en los cambios que proponen, su discurso contra el bloqueo ha sido univoco. Además los nuevos escenarios de integración regional como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y Petrocaribe, a diferencia de la obsoleta OEA, se están construyendo desde la idea de generar una mayor autonomía económica de las naciones del sur del continente respecto a la potencia del norte e incluyen a Cuba y sus enormes aportes sociales como parte fundamental del proceso de integración continental.

Por otra parte si los años 90 fueron los de la unipolaridad y absoluta hegemonía norteamericana. A día de hoy la profunda crisis del capitalismo financiero, la creciente dependencia del petróleo y la emergencia de nuevas potencias económicas como China fundamentalmente, pero también la India o Rusia, obligan a los Estados Unidos y sus aliados europeos a enfocar sus esfuerzos en contrarrestar la creciente influencia de estos nuevos países en la economía mundial y a consolidar el control militar de zonas claves como el Norte de África u Oriente Medio, descuidando el que para ellos históricamente fue su “patio trasero”, florecido a día de hoy con las “malas hierbas” de la dignidad y la autodeterminación. Por eso cuando Obama reconoce el fracaso del bloqueo a Cuba, deja claro que si en los años 90 con absoluto dominio de la economía mundial y con gobiernos latinoamericanos serviles y dispuestos a hacer lo que pidiera el Departamento de Estado, no pudieron doblegar a la isla caribeña, menos lo lograrán ahora que cuenta con apoyo regional y que el dominio mundial norteamericano está siendo cuestionado como no lo fue desde el final de la Guerra Fría.

No obstante, la alegría cimentada en el anuncio de nuevas relaciones y el principio del fin del bloque, aumentada con la libertad de los 5 cubanos liberados de las mazmorras del imperio, no debe hacernos bajar la guardia.

Finalmente el discurso de Obama  dejó claras algunas cosa: La primera,  su intención de seguir financiando a los “disidentes” que por conciencia (unos pocos) o por interés económicos (la mayoría) sigan atacando a la revolución cubana. También anunció la intención de que capitales norteamericanos inviertan en la isla, necesitada como esta sin duda de inversiones en diferentes sectores como energía, turismo, o industria.  No debemos olvidar que una presencia económica norteamericana determinante en la isla, podría condicionar la política económica y social interna, es importante en este sentido recordar que antes de la revolución los capitales norteamericanos decidían quien y como se gobernaba en Cuba. Finalmente Obama, de manera camuflada, anuncia que con la apertura de viajes turísticos e internet, se iniciará una profunda campaña de propaganda capitalista hacia Cuba, no otra cosa quiere decir cuando afirma aquello de “nuestros ciudadanos son nuestra principal carta de presentación”. Debemos tener claro, a partir de esto, que Estados Unidos no ha cesado su guerra contra Cuba y su revolución, simplemente ante la nueva coyuntura desfavorable, ha cambiado de una estrategia de ataque frontal y asfixia económica a otra más sibilina de propaganda envolvente y de influencia económica. Ante esto, nuestra confianza está en la madurez del pueblo cubano para no dejarse engañar con la manzana envenenada que se le pone en frente.

No está de más recordar que en América Latina la fortaleza de las luchas ha sido mayor cuando las administraciones nortemaericanas han sido más abierta y prepotentemente imperialistas quiero decir, quien mejor que un pistolero ignorante como George W. Bush para ilustrarnos sobre la violencia y angurria del imperio, sin duda es más difícil hacer pedagogía popular cuando en frente tienes a un abogado negro y supuesto defensor de derechos humanos que distiende el bloqueo a Cuba, dan ganas de abrazarse a la mentira y olvidar que es el mismo presidente de gobierno que mantiene presos torturados en Guantanamo y otras cárceles imperiales, que practica el asesinato selectivo con drones, que sostiene la guerra de ocupación en Afganistan, que financio los ataques críminales en Siria de los mismos islamistas a los que ahora bombardea en Iraq, o que urde sanciones desestabilizadoras contra Venezuela, el país que con toda seguridad más ha hecho en el último tiempo por paliar los efectos del bloqueo contra Cuba. Habrá entonces como decía el poeta uruguayo Benedeti que “Defender la alegría como una trinchera” pero sin perder la cabeza recordando también las palabras del querido revolucionario argentino-cubano cuando decía aquello de “al imperialismo,ni tantito asi”.

* Publicado con autorización del autor