El Euro y la economía colonial - por Federico Aguilera Klink
El Euro y la economía colonial - por Federico Aguilera Klink
Hace unos días se ha conmemorado la imposición del euro como moneda europea. Diferentes economistas están dando sus respectivas opiniones sobre las ventajas e inconvenientes de tener una moneda única.
El periodista Yago Alvarez ha mostrado algunas de estas opiniones en un buen artículo
https://www.elsaltodiario.com/euro/20-anos-de-la-entrada-en-el-euro-economistas-hacen-balance
que ha incluido, también, La casa de mi tía
Las opiniones de los diferentes economistas son bastante interesantes pero suelen destacar, fundamentalmente, aspectos técnicos y económicos. Sin embargo, me gustaría resaltar cómo veía el euro, en 2012, el periodista de investigación Greg Palast, autor de un recomendable libro titulado “La mejor democracia que se puede comprar con dinero”, y autor, también, de un artículo publicado en The Guardian en 2012 y titulado “Robert Mundell, genio malvado del euro”,
https://www.theguardian.com/commentisfree/2012/jun/26/robert-mundell-evil-genius-euro
En el citado artículo, Palast señala un aspecto apenas destacado por los economistas y consiste en que, básicamente, el euro impide a los gobiernos tomar medidas relevantes al margen del Banco Central Europeo, en otras palabras, imponer el euro es similar a dar un golpe de estado que permite la existencia de las elecciones pero no de cambios en la política económica. Convierte la democracia en una farsa.
Tal y como señala Palast en su artículo, “El euro realmente haría su trabajo cuando golpeara la crisis, según Mundell (autor intelectual del euro). Eliminar el control de un gobierno sobre la moneda evitaría que los funcionarios electos desagradables utilicen el juego monetario y fiscal keynesiano para sacar a una nación de la recesión".
"Pone la política monetaria fuera del alcance de los políticos", dijo Mundel y sin una política fiscal, la única forma en que las naciones pueden mantener los puestos de trabajo es mediante la reducción competitiva de las reglas sobre los negocios.
Citó leyes laborales, regulaciones ambientales y, por supuesto, impuestos. El euro acabaría con todo. No se permitiría que la democracia interfiriera con el mercado o las tuberías”.
Algo similar afirma Michael Hudson en su debate con Thomas Piketty al afirmar “Mientras los bancos y el sector financiero redacten las leyes fiscales y los legisladores del gobierno sean básicamente empleados del sector financiero que financia sus campañas políticas, no podrá gravarlos ni acabar con los precios de transferencia ficticios que las corporaciones utilizan para fingir que no ganan dinero excepto en enclaves artificiales sin impuesto sobre la renta”. https://michael-hudson.com/2021/10/piketty-vs-hudson/
Pero lo más importante y grave de todo esto consiste en que la mayoría de los economistas no se han enterado o no se dan por enterados. Esto me recuerda a la creencia que tienen los economistas sobre el conocimiento que tienen del funcionamiento del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional como bancos que, supuestamente, trabajan para el “desarrollo económico de los países a los que conceden préstamos”.
Termino volviendo a Hudson, economista que resuelve con claridad la citada estafa terminológica y conceptual. “La economía convencional …ha secuestrado la política del Congreso, las universidades y los medios de comunicación, para transmitir un mapa falso de cómo funcionan las economías.
Lo que ve la mayoría de la gente es una parodia de la realidad…..Mientras suelta las peroratas sobre la ideología de libre mercado….a uno solo le queda elegir entre la planificación central a cargo de una burocracia pública o una planificación aún más centralizada por parte de la burocracia financiera de Wall Street”. (Michael Hudson. Matar al huésped. Cómo la deuda y los parásitos financieros destruyen la economía global). El resultado es una enseñanza que coloniza la mente y que es totalmente adecuada para el funcionamiento de una economía colonial al servicio de los grupos financieros y grandes corporaciones, con consumidores enajenados y satisfechos de poder consumir, a veces.
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* La casa de mi tía agradece la gentileza de Federico Aguilera Klink