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viernes, 10 de mayo de 2024 10:19h.

Ya hemos ganado: esperando la victoria - por Marco Lojo Jiménez

Más allá de los platós de televisión y sus programas frívolos, de los gestos vacíos de los candidatos en programas de máxima audiencia, en este último proceso electoral ha quedado  patente que se ha conquistado el corazón y el alma de una mayoría social hasta hace poco excluida de los procesos electorales como sujeto activo y partícipe de las soluciones a sus propios problemas. Si el 15M vino para quedarse, Podemos ya forma parte de una mayoría crítica que ha articulado un discurso y un programa político para liberar del yugo de la crisis-estafa y los gobernantes cleptócratas a la gente, a nuestros vecinos y conciudadanos, es decir: a nosotros mismos.

 Ya hemos ganado: esperando la victoria - por Marco Lojo Jiménez, participante de Podemos en Tenerife * 

Más allá de los platós de televisión y sus programas frívolos, de los gestos vacíos de los candidatos en programas de máxima audiencia, en este último proceso electoral ha quedado  patente que se ha conquistado el corazón y el alma de una mayoría social hasta hace poco excluida de los procesos electorales como sujeto activo y partícipe de las soluciones a sus propios problemas. Si el 15M vino para quedarse, Podemos ya forma parte de una mayoría crítica que ha articulado un discurso y un programa político para liberar del yugo de la crisis-estafa y los gobernantes cleptócratas a la gente, a nuestros vecinos y conciudadanos, es decir: a nosotros mismos.

Ha sido emocionante hacer campaña con personas que participaban por primera vez en política de forma activa, ha sido emocionante escucharlas y aprender de ellas: personas nada ingenuas con una mirada fresca, con los pies en la tierra pero con la mirada esperanzada, haciendo suyo un programa para la ruptura democrática y nuevas conquistas sociales. Ha sido experiencias únicas ver cómo gente desesperada, asalariada, excluida, desempleada, recogía con una sonrisa cualquier panfleto de Podemos, diciéndote “yo les voy a votar, ya va siendo hora de un cambio”. La fusión de lo nuevo y de lo viejo, de los viejos militantes y de gente nueva en una síntesis superadora: síntoma de los nuevos tiempos y de que el cambio es posible.  

De la misma manera que con la llamada “nueva política” caducaron los discursos que culpaban de la crisis a las víctimas de los recortes, caducó la impunidad política y la falta de visibilidad de los gestores de lo público, no son posibles ya los actos políticos de “auto-consumo”. Se acabó ya vivir a las espaldas de la sociedad, se acabo la historia del “iluminado” que “convence” a los pobres alienados víctimas de este sistema: hemos descubierto con interés la participación conjunta y el diálogo con sectores de la población a los que antes estábamos vedados, hemos aprendido de ellas y ellos, haciéndonos eco y solidarizándonos con las demandas de autónomos, amas de casa, emigrantes, jubilados, pensionistas, feministas, empleados públicos, asalariados, ecologistas, desempleados… la lucha social ha ampliado su base. Con mayor profundidad que el fenómeno mediático de “nuevos partidos políticos”, la crisis de régimen ha hecho aparecer con sus propias reivindicaciones a nuevos y no tan nuevos “actores sociales”, pero,  lejos de una competencia entre los de abajo, las demandas convergen en un proyecto político articulado que integra las aspiraciones democráticas y sociales de esta nueva mayoría social que, efectivamente, también ha llegado para quedarse.

Podemos decir con Podemos ya hemos ganado: la visibilización política y pública de que otra democracia es posible, que no habrá paz para los corruptos y que el régimen del 78 –o del 75, heredera del dictador- ha tocado a su fin. La visibilización de una mayoría social empoderada, que escala posiciones desde mayo de 2011 hacia un nuevo modelo de relaciones políticas, para que entierre el régimen oligárquico y caciquil para un proyecto de futuro más justo, solidario, participativo.

Pero no podemos tocar campanas de arrebato todavía. Más allá del resultado del domingo, la “tragedia griega” nos enseña que los poderes financieros van a poner piedras en el camino: que con el resultado electoral no basta, porque los austericidas de la troika –FMI, BCE-, auténticos enemigos de los pueblos, no respetan la voluntad democrática si no se ajusta a sus intereses. Ganar mayoría o ganar elecciones no es conquistar el poder: hace falta la movilización de la gente, el plan B ante un posible bloqueo institucional, para poder dejar de rescatar a la banca para empezar a rescatar a las personas.

Tampoco podemos tocar arrebato si no retomamos la fuerza y el aire nuevo de Podemos, estos son, los Círculos ciudadanos: auténticos espacios de encuentros y desencuentros, pero herramientas ineludibles para poder organizar las bases de un nuevo poder popular que establezca y fije los caminos y la participación para el cambio. Es necesario ese espacio de confluencia física para encontrarnos con nuestras diferencias, pero también con nuestras semejanzas y con el interés en el progreso social.

En Canarias, el esfuerzo por reconquistar unos Círculos en muchos casos desarticulados es una prioridad: plantear la conquista democrática de un archipiélago que lidera los rankings estatales de precariedad laboral, de desempleo, de pobreza o de desahucios, y que sin embargo sostiene un sistema económico y fiscal –el REF- que legaliza mecanismos de elusión fiscal y empobrece a capas cada vez más amplias de la población, debe ser una prioridad para todo Podemos en las islas. El encuentro entre la gente no puede demorarse, la solución a nuestros problemas pasa por volver a generar espacios de confluencia de los de abajo.  

Sigamos sonriendo, pues nuestra sonrisa señala también lo inminente de su derrota y la seña de un tiempo nuevo. Pero sin dejarnos llevar por el triunfalismo, estaremos alerta con nuestra lucha, con nuestra participación, con nuestra alegría. Porque ante todo, hemos demostrado que, sea cual sea el resultado del domingo, sí Podemos, porque nuestra fuerza ya se ha hecho pueblo.

 

* En La casa de mi tía por gentileza de Marco Lojo Jiménez