El sur existe… pero sólo para los sureños - por Ana Beltrán
Las gentes del sur de Tenerife saben desde siempre que sólo existen para sí mismas. Y no les faltan motivos para creerlo, no en vano han visto, y siguen viendo, cómo se les viene mintiendo de forma reiterada, especialmente cada vez que se acercan las elecciones. Y ya se puede hablar de décadas. Tranquilamente. Más de tres han pasado desde la primera ilusión que por aquellos lares tuvimos sus habitantes. ¡Un hospital en el sur!... La noticia había que celebrarla…
El sur existe… pero sólo para los sureños - por Ana Beltrán *
Las gentes del sur de Tenerife saben desde siempre que sólo existen para sí mismas. Y no les faltan motivos para creerlo, no en vano han visto, y siguen viendo, cómo se les viene mintiendo de forma reiterada, especialmente cada vez que se acercan las elecciones. Y ya se puede hablar de décadas. Tranquilamente. Más de tres han pasado desde la primera ilusión que por aquellos lares tuvimos sus habitantes. ¡Un hospital en el sur!... La noticia había que celebrarla…
Y se celebró, al menos expresando la contentura propia de semejante promesa, que resultó ser una treta para obtener votos. Después… si te he visto no me acuerdo. ¡Pero aquello no podía ser!..., ¿es que los políticos de todos los tiempos no sabían de aquella necesidad, a todas luces apremiante?
Pues no, no estaban enterados. De nada. Ni de las manifestaciones de la Asociación pro-hospital ni de la voz del pueblo ni nada de nada. Salvo alguna que otra excepción, los gobernantes de esta ínsula, vengan del Cabildo o del Gobierno de Canarias, son ciegos y sordos cuando se les habla de las necesidades del sur de Tenerife; de lo contrario no harían caso omiso de lo que demanda, año tras año, esta amplia comarca. Al parecer es algo que llevan en los genes de la gobernanza. ¿Cómo si no se puede entender que este sur nuestro, siendo como es el motor económico de la isla, esté dejado de la mano de aquellos que tendrían que mimarlo?
Sin embargo, los oídos se les abren y los ojos se les ponen como platos cuando ven la oportunidad de construir en Playa de las Américas, junto a Las Verónicas, nuevas edificaciones de nueve plantas. ¡Horror de los horrores, a qué «altura» puede llegar la ambición! Hasta el empresario Santiago Puig está horrorizado con el posible descalabro, él, que sabe muy bien la repercusión negativa que eso tendría... (y ahora van en serio; todavía no es época de elecciones).
Y mientras tanto, para otras muchas cosas, el gobierno al completo a la sombra del laurel. Casi dos años llevan así. Y lo más grave, la Sanidad, con una lista de espera que ya da tres vueltas a la isla. Y la Educación. Y aquí vuelve a ser el sur, el pariente pobre del cual viven tantos, el que sale más perjudicado. ¿Cómo se puede consentir que unos niños con discapacidad estén en un barracón prefabricado, en el barrio sanmiguelero de Guargacho? Hay quien asevera que «El aula parece un criadero de pollos».
Tampoco de esto está enterado nuestro presidente, el «genuflexo» Clavijo, que parece andar sin saber por dónde tira (lo de «genuflexo» lo tomé prestado del señor Chema, yo del presidente sólo dije, en su momento, que no me gustaba un mandatario con flequillo, que le restaba credibilidad…). Y acerté. En cambio los socialistas no se dieron cuenta de ese detalle.
Pero volviendo al sur de mis agonías… Los sureños pensamos en su día que los túneles de Güimar iban a acabar con aquella isla dentro de otra isla en la que vivíamos olvidados, pero resultó no ser así… ¡Otra vana ilusión!…
* En La casa de mi tía por gentileza de Ana Beltrán