Lo que yo añado es que es obvio que la democracia se basa en que los gobernantes atiendan y acaten las voluntad popular, expresada con el voto, en las elecciones cada cierto tiempo, y en las manifestaciones, encuestas y declaraciones, en todo el tiempo. Pero, lamentablemente, nuestro sistema legal no contempla la manera de obligar al o la gobernante de turno a respetar la opinión ciudadana. Eso es lo que obliga, primero, a ir a votar y, segundo, a afinar mucho la puntería para escoger, no a quien más y más bonitas ofrece, sino, sobre todo, a quien pueda demostrar que gobernanrá con el ojo y el oído puestos en lo que le dice la gente.

http://latiradera.wordpress.com/2012/10/13/21-o-y-25-n-las-derechas-no-ceden/

Y, hablando de ojos y oídos, gratifiquen los suyos con el regalo que hace Enrique. Viglietti y Buarque no son cualquier cosa.