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jueves, 28 de marzo de 2024 09:39h.

Alonso lee y asume lo que dice La casa de mi tía... en campaña electoral - por Chema Tante

Atiendo al discurso diario de Alonso, presidente del cabildo tinerfeño por la desgracia de Melchior y candidato al congreso por la poca gracia de Oramas, y me hago cruces. medias lunas y estrellas.

Alonso lee y asume lo que dice La casa de mi tía... en campaña electoral - por Chema Tante

Atiendo al discurso diario de Alonso, presidente del cabildo tinerfeño por la desgracia de Melchior y candidato al congreso por la poca gracia de Oramas, y me hago cruces. medias lunas y estrellas.

Porque parecería que el tecnócrata ha visto la luz. Que descubre al fin dónde reposa la sensatez, Vean lo que defiende ahora:

  • El transporte público de personas
  • La calidad de lujo en el destino turístico Canarias
  • La defensa de las pensiones no contributivas en unas islas sometidas a unas características sociales peculiares, distintas de las de la península
  • Canarias debe exportar a África educación y sanidad
  • No hay que fiarse de los partidos "peninsulares" que, cuando gobiernan, se olvidan de Canarias..."

Quienes siguen -muchas gracias, por cierto- La casa de mi tía, reconocerán en estos puntos la línea medular de lo que yo defiendo todos los días, todos los meses, todos los años, no solamente en campañas electorales. Porque esa es la clave de la aparente conversión a la razón de este tipo maléficamente calculador.

Claro que la doblez de su relato se comprueba con facilidad, porque al hombre, o se le escapan algunas cosas, o deja ostensiblemente de citar otras:

Habla de transporte público, para, inmediatamente deslizar "pero habrá que hacer obras" (tren y anillo insular, que también hay que comer, claro).

Cita el turismo de calidad, de lujo, pero se olvida de la necesidad de recortar la descomunal sobreoferta alojativa, que es el auténtico problema de nuestro negocio capital.

Reclama pensiones no contributivas, pero obvia el hecho de que él, Carlos Alonso, es y ha sido dirigente destacado y decisor de un partido que ha gobernado las islas treinta y pico de años, sin preocuparse para nada del asunto de la gente desamparada.

Lo mismo que hay que decir de un sujeto que osa referirse a la sanidad, la educación y nuestro continente, cuando los gobiernos del partido en el que él tanto manda, se han dedicado con fruición a intentar desmantelar los sistemas públicos de salud y educación (intento en el que, si no han triunfado, ha sido por la dedicación y esfuerzo de las y los profesionales). El mismo partido que no ha recordado para nada en su gestión de gobierno a nuestro continente, más que para mantener alguna institución y algún cargo que se limitan a cumplir una función de dornajo clientelar.

Y, en fin, llama a desconfiar de los partidos peninsulares, el mismo velillo que bebe los vientos por gobernar en santo arrejuntamiento con el partido que ha demostrado mayor inquina con Canarias, que es el partido que usurpa el digno apelativo de popular.

Porque todo lo que dice -y no hace, ni hará jamás- el flamante candidato consorte de Oramas, responde al oportunismo de que se encuentra en campaña electoral. Él sabe, porque lo ha aprendido leyendo La casa de mi tía, que todo eso que proclama es la verdad y la sensatez. Lo que ocurre es que se tropieza frontalmente con la codicia que está en el meollo de la estrategia de su coalición empresaria nada canaria.

Por eso, Alonso dice en campaña lo que sabe que concita la intención de voto. Pero que nadie piense que eso sea lo que hará, después.