El año en el que la palabra Paz desapareció del diccionario, Juan Torres en PÚBLICO / Hacer la paz, para destruir la guerra, comenta Antonio Aguado
Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista, señala y comenta este texto de Juan Torres en PÚBLICO
Hacer la paz, para destruir la guerra, comenta Antonio Aguado
Que la invasión de Ucrania por Rusia no se tenia que haber producido analizándolo fríamente es cierto, pero se ha demostrado una serie de hechos propiciatorios para que ocurriera. El más determinante es la expansión de la OTAN (alianza militar que pertenece a Estados Unidos y cuenta con la supeditación de la Unión Europea), hasta las mismas puertas de Rusia, que por ese motivo se vería muy seriamente amenazada.
Seguro que los EE.UU. no consentiría que alguna de las potencias bien Rusia o China, establecieran sus bases militares en sus fronteras de Canada o Mexico. Estados Unidos tuvo en sus manos producir la distensión mundial, en cuanto la URSS disolvió el Pacto de Varsovia, e imitándole pudo hacer lo mismo con la OTAN. Sin embargo, se ha dedicado a hacer justo lo contrario, expandiendola cada vez más y mas.
Las guerras las sufren los pueblos, en este caso el ucraniano y el ruso. Al estadounidense, como ha solido ocurrir en las tantas guerras e invasiones protagonizadas por los EE.UU., siempre las ha propiciado y protagonizado muy alejadas de sus fronteras, para tratar réditos políticos geoestratégícos y también, como se está demostrando, económicos, no solamente mediante sus industrias de rearme militar, sino también debido al gran y espurio negocio que esta llevando a cabo, incluso con productos rusos como el energético: gas y petróleo, que suele comprarlo a través de la India, para luego especulando exportarlo a diferentes países, incluidos los de la Unión Europea, siendo España uno de ellos.
¡Menuda hipocresía!. Nada más empezar la invasión de Rusia a Ucrania y con hasta ahora posterior guerra. Estados Unidos enarboló el efecto del embargo para supeditar a la Rusia del nefasto Putin y que, con esa medida, la guerra tendría un rápido y final desenlace con la supeditación rusa. Pero con el tiempo se ha venido demostrando que esa no ha sido la realidad y más bien, el embargo ha sido a la inversa, como se demuestra por los altas indices de inflación que viene sufriendo la gran mayoría de los países europeos.
Antonio Aguado Suárez
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Lo que me parece más destacable de este último año de invasión de Ucrania y de guerra es que los responsables políticos de las grandes potencias hayan hecho suya una de las tres consignas que se encontraban escritas en la fachada del Ministerio de la Verdad de la novela 1984 de George Orwell: "La guerra es la paz".
No lo digo yo, ni lo digo retóricamente. En un reportaje publicado en Financial Times el pasado día 3 se decía que una gran parte del público alemán ha comenzado a comprender que "el pacifismo no siempre equivale a la paz".
Lo mismo ha ocurrido cuando alguien tan increíblemente transustanciado en esta coyuntura como el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea, Josep Borrell, decía a la opinión pública que la censura de medios de comunicación que no defienden su posición es la forma de garantizar la libertad de expresión, dando así por cierto que los que defienden la suya ni mienten, ni manipulan.
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