Escribe Federico Aguilera Klink, al señalar en VOLTAIRENET esta preocupante crónica: "Por si el golpe financiero no es suficiente, ahora se va a reforzar con el golpe de estado militar, en nombre de la democracia, claro...". Y yo, Chema tante, le respondo que, en estos tiempos oscuros, el asombro crece día a día. Crece el asombro y se agranda la alarma. La cesión de la soberanía de los estados para fundirla en la soberanía colectiva, estaba aceptada desde la génesis de la Unión Europea. Pero se trataba de una cesión de soberanía con buenos fines, en el espíritu de solidaridad y convergencia social. Pero cuando la Unión ha abandonado sus principios esenciales para convertirse en un instrumento de la ofensiva neoliberal, la cesión de soberanía ha pasado, correlativamente, a servir a los intereses de las oligarquías. Una cesión que ha sobrepasado los límites de la Unión, porque se ha puesto a los pies del Imperio USA. Como dice Aguilera Klink, el golpe financiero ha sido un hecho, apoyado en la tesis falaz del austeritarismo. Luego, se ha llegado al golpe empresarial, a caballo de los tratados llamados de libre comercio. De esta manera, los estados renunciaron, primero, a su libertad de acción en materia monetaria, después, a su soberanía legislativa, que queda a merced de la conveniencia de las multinacionales. Y ahora, los gobiernos felones, de la UE y de sus estados miembros, están entregando la soberanía total, abriendo la posibilidad de que tropas de un ente distinto a la Unión puedan entrar -y operar, claro- en los distintos países, a espaldas de la voluntad y de los intereses de los respectivos pueblos. Por ejemplo ¿cómo puede aceptar el pueblo canario, que rechazó claramente la entrada en la OTAN, que ahora puedan estacionarse e intervenir en o desde su territorio unos ejercítos de una organización belicista, de agresión imperial?