De esa manera, no hay razón legal ni ética alguna para privar a la mujer de su derecho a decidir sobre su cuerpo. Y, cuando hay por medio consideraciones de defectos integrales del feto o de riesgos extremos para la salud, entonces las decisiones de tipos como Ruiz Gallardón llegan a extremos medievales de crueldad. 

Una crueldad, además, hipócritamente discriminatoria. porque solamente condena a las mujeres pobres a tener un hijo o una hija sin desearlo, sino incluso a un monstruo o una persona sin posibilidad de una vida digna; o a caer en manos de los carniceros que le resulevan el problema con riesgo de la integridad física i de la misma vida. Porque la mujer que tenga dinero siempre podrá pagar una clínica clandestina en condiciones o viajar a un país que no tenga una legislación medieval.  

http://latiradera.wordpress.com/2013/04/22/ese-10/

http://elpais.com/elpais/2013/04/23/opinion/1366731671_902118.html