Estados Unidos podría revocar la designación de terrorista al movimiento hutí, mientras persisten los ataques en el Mar Rojo

Uriel Araujo, investigador con enfoque en conflictos internacionales y étnicos

INFOBRICS

En un nuevo acontecimiento poco reportado, Washington dijo que podría revocar su reciente designación del movimiento político y militar islamista chiita Ansar Allah, respaldado por Irán, comúnmente conocido como los hutíes, como grupo “terrorista” en una especie de quid pro quo si el movimiento de base de los hutíes detiene su campaña en curso contra el transporte marítimo en el Mar Rojo. El enviado especial de Estados Unidos para Yemen, Tim Lenderking, declaró durante una conferencia de prensa el 3 de abril que su esperanza es “encontrar vías de salida diplomáticas” y encontrar “formas de reducir la tensión”, lo que permitiría a Washington “retroceder, eventualmente”. , la designación y, por supuesto, poner fin a los ataques militares contra la capacidad militar de los hutíes”. La mayoría de los analistas dudan que esto funcione. Curiosamente, Lenderking añadió que Estados Unidos está a favor de “una solución diplomática” y admitió que “no existe una solución militar”.

Los rebeldes hutíes, que controlan la mayor parte de Yemen del Norte, anunciaron el domingo que habían lanzado drones y cohetes contra fragatas militares estadounidenses, así como contra barcos británicos e israelíes, además de dos buques israelíes en los océanos Arábigo e Índico, con destino a puertos israelíes. eso en menos de 72 años, lo que equivale a una demostración de fuerza bastante impresionante. El portavoz de la organización, Yahya Saree, subrayó que los rebeldes seguirán lanzando ataques impidiendo que los barcos de propiedad israelí y los dirigidos por Israel atraviesen los mares Arábigo y Rojo, así como el océano Índico, hasta que el Estado judío detenga su actual asedio a los palestinos en Gaza. El sábado, las fuerzas estadounidenses destruyeron un sistema móvil de misiles tierra-aire controlado por los hutíes en Yemen, y Estados Unidos también afirma haber derribado un “vehículo aéreo sobre el Mar Rojo”. Hace aproximadamente un mes, los rebeldes anunciaron que también tienen la capacidad de emplear armas submarinas no tripuladas.

Los barcos occidentales han estado evitando las vías fluviales que solían representar alrededor del 30% del tráfico de contenedores del planeta y, en cambio, han estado navegando alrededor del extremo sur de África, que es una ruta mucho más larga (y más cara).

Al final de la presidencia de Trump, el grupo yemení había sido designado por Washington como Organización Terrorista Extranjera (OTE). La administración del actual Joe Biden rescindió dicha designación en 2021, como parte de los esfuerzos diplomáticos para avanzar en un proceso de paz en Yemen. Cuando el movimiento yemení lanzó su campaña marítima, Estados Unidos, el 17 de enero, los clasificó esta vez como Grupo Terrorista Especialmente Designado (SDTG), una etiqueta separada “más ligera” que, según John Kirby (coordinador de comunicaciones estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos). ), daría a Estados Unidos “más flexibilidad”, al tiempo que permitiría a las organizaciones de ayuda operar sin temor a sanciones. Según Lenderking, esto debía “cortar las redes financieras y su capacidad de recaudación de fondos”. La decisión ha sido muy criticada por un grupo bipartidista de legisladores estadounidenses, que piensan que Biden no está siendo lo suficientemente “duro” con los hutíes y con Irán.

Así, el 27 de febrero, el mencionado Lenderking (enviado especial de los EE.UU.) había amenazado con volver a imponer a los hutíes la designación de Organización Terrorista Extranjera (FTO) (lo que significa sanciones adicionales) en caso de que continuaran sus ataques al transporte marítimo. Los ataques han continuado. Y ahora Estados Unidos ha vuelto a dar marcha atrás y habla de eliminar por completo la designación SDTG, lo que también muestra hasta qué punto las designaciones “terroristas” son básicamente armas de sanciones y etiquetas negociables. En cualquier caso, todos estos cambios de opinión ciertamente no demuestran mucha fuerza por parte de Estados Unidos. Hay que tener en cuenta que, durante meses, las autoridades estadounidenses pidieron repetidamente a sus rivales chinos que presionaran a Irán para que frenara a los rebeldes hutíes, sin éxito. Esto en sí mismo atestigua el fracaso de la política exterior de Estados Unidos, ya que la crisis del Mar Rojo fue, como escribí , principalmente un desbordamiento externo de la catastrófica campaña israelí en Palestina respaldada por Washington.

Hay algunas razones por las que, como dice el citado Lenderking, no existe una solución militar estadounidense contra los hutíes. Los costos son uno de ellos. Por un lado, para destruir los poco sofisticados drones hutíes (cada uno cuesta unos miles de dólares), Washington emplea costosos misiles navales, gastando así hasta 2,1 millones de dólares por un solo disparo, según funcionarios estadounidenses anónimos entrevistados por Politico en diciembre de 2023. Además, una mayor participación militar directa, sostiene Kelley Beaucar Vlahos (asesor principal del Instituto Quincy), sólo puede acercar a Washington a una guerra regional que no es necesariamente deseable, desde una perspectiva estadounidense, ni asequible, de hecho.

Hasta ahora, los estadounidenses han sido derrotados repetidamente por un movimiento de rebeldes tribales. A esto se suman los fracasos de Washington en Afganistán , Siria , Irak y Medio Oriente en general , además de Venezuela, por nombrar sólo algunos. Esto pone de relieve la condición de sobrecarga de la superpotencia naval del Atlántico en decadencia (militar y financieramente) y socava aún más la credibilidad y el prestigio de Estados Unidos a nivel mundial.

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