Inés y Brígida no son coristas, son incapaces y mentirosas: tienen a quién salir
El trío de la mentira
La ligereza lleva a Inés, con su incontinencia verbal heredada de Paulino, a exigir en el Parlamento que nadie les llame, a ella y a su compinche Brígida, "coristas", por "hacerle el coro" a Paulino. Efectivamente, a este par de irresponsables, no se les debe llamar coristas, sino mentirosas, ambas, para tapar sus propias miserias. Ambas y también Paulino y toda cohorte, especialistas en soltar trola tras falacia, para decir que su gestión es la que no es. Esto pasa siempre, pero estos días hemos tenido dos ejemplos más.
Dos ejemplos más, solamente destacables por la coincidencia entre ellos. Inés, sin ponerse ni colorada, tuvo el cinismo de declarar, sin respeto alguno por al solemnidad del entorno, en todo un Parlamento e Canarias que "Canarias ya no está a la cola en dependencia". Para empesar, ese "ya" constituye toda una declaración estruendosa de algo que Inés siempre ha mendazmente negado: Que Canarias estaba a la cola de la atención a la deprendencia. Pero es que, además, sigue estando en ese último lugar en un índice que refleja el grado de solidaridad de un gobierno y de una consejera. "Los datos siguen demostrando que Canarias está a la cola en dependencia", dicen nada menos que quienes en el estado más saben sobre el particular, los Colegios del Trabajo Social y la Asociación de Gerentes de Servicios Sociales.
Lo que ha hecho esta auténtica experta de la manipulación, Inés, es presentar una parte de una parte, por el todo. Porque se ha apoyado en una pequeña mejoría de Canarias en uno de los indicadores en los que se basa la clasificación de las autonomías en asistencia a dependencia, para proclamar eso de que "Canarias ya no está a la cola en dependencia". No, Inés, corista, no eres. Pero embustera, lo eres con ganas.
En cuanto a Brígida, la insana consejera se atreve a negar que "haya listas de espera en oncología". Y había que escuchar a los portavoces de los y las pacientes invitando a la interfecta acompañarla a los servicios correspondientes. Tampoco Brígida se queda atrás, en cuanto a mentiras.