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sábado, 20 de abril de 2024 01:42h.

Mucha prisa con el ciudadano, poca con el corrupto - Soledad Gallego-Díaz

Soledad Gallego-Díaz viene desgranando sus reflexiones y denuncias, tanto a diario, en la SER, como semanalmente en EL PAÍS. Otra voz en el clamor en el desierto de la insensibilidad ciega y sorda del partido llamado popular. Esta vez, Soledad se refiere a la atrocidad de los billones de euros sustraidos a los pueblos europeos y acumulados en esos refugios de criminales que son los paraísos fiscales.

Porque en los paraísos fiscales se amontona el dinero procedente de los delitos de tráfico (ya saben: de influencias, de seres humanos, de drogas y de armas) preo también se entongan los cientos de miles de millones que vienen de un delito tan execrable como esos otros, el fraude fiscal.

Y habla Soledad de la economía sumergida y se refiere, aunque un poco de pasada de que el grueso de esa economía oculta viene de las grandes corporaciones. Y hay que insistir en esto. La hipocresía social tiende a focalizar la economia irregular en los pequeños profesionales. Pero ese no es el problema. El tipo que hace un trabajillo y conra sin factura, ni siquiera el profesional liberal que hace lo mismo, salvo excepciones, no atesora el fruto de esos pocos euros que birla al fisco. Los destina directamente al consumo. Son las grandes empresas y fortunas las que roban cantidades enormes de dinero al estado y las consolidan en capitales que van directamente a esos paraçisos fscales y potencian la especulación. Las malas mañas con las que se perpetra este delito criminal ison numerosas y no vale la pena hablar de ellas. 

Pero sí que vale la pena, y mucho, hablar, como hace Soledad Gallego-Díaz de la pasividad benevolente con que la justicia aplica en estos asuntos de tanta trascendencia, lo cual contrasta de manera bochornosa con la diligencia con que esa misma justicia persigue a los ciudadanos y las ciudadanas que cometen faltas o pequeños delitos. O incluso lo que no son delitos, como las deudas. En eso sí que es rápida la justicia.

http://elpais.com/elpais/2013/05/17/opinion/1368809499_601371.html