Pensiones: Una movilización histórica que puede convertirse en una victoria contra Macron

NPA (Nuevo Partido Anticapitalista), Francia *

(Traducción de Manuel de la Rosa Hernández)

Las cifras de huelgas y manifestaciones son históricas, con 1,2 millones de manifestantes según la policía, más de dos millones según la intersindical, altísimos índices de huelga (por tanto más del 70% en educación), movilizaciones masivas en las ciudades. 50 000 en Burdeos y Toulouse, 20.000 en Le Mans, 3.500 en Alençon, 4.000 en Compiègne, 20.000 en Niza, 7.000 en Agen y Montauban, 4.000 en Gap, 15.000 en Avignon, 50.000 en Nantes, 10.000 en Saint-Nazaire0, 20.000 en Rouen , 35.000 en Le Havre, 15.000 en Bayona y Pau, 13.000 en Quimper, 13.500 en Brest, 11.000 en Angoulême, 10.000 en Poitiers, 13.000 en Angers, y por supuesto varios cientos de miles en París (lejos de los 80.000 anunciados por el Ministerio de El interior)…

En la gran mayoría de las ciudades (incluso las más pequeñas), las cifras son superiores a las de las grandes huelgas de 1995, con a veces un habitante de cada 7 u 8 en la calle. En el sector privado, la participación es excepcional, con huelguistas de los sectores agroalimentario, metalúrgico, de automoción, electrónico…

Un cabreo general

El detonante de este movimiento es la reforma de las pensiones, que obligaría a los trabajadores a trabajar dos años más, con una ampliación del periodo de cotización… y por tanto pensiones reducidas. Todo ello para traspasar decenas de miles de millones a las grandes empresas y tratar de pasar un curso en la constitución de fondos de pensiones, pensiones complementarias que se harían necesarias para no envejecer en la miseria.

Pero sabemos que situar la jubilación en 60 años y en 37,5 anualidades, con vuelta a los 10 mejores años de cómputo tanto en el sector público como en el privado, pesa en torno al 3,5% del PIB, que podría recuperarse para la mayoría de las personas gravando impuestos a los ricos y a las grandes empresas y detener las rebajas de impuestos a los ricos. Por lo tanto, las "soluciones" drásticas de Macron no son inevitables.

Más allá del rechazo de esta contrarreforma, es un verdadero hastío de la situación económica y social general lo que se expresa: las pensiones ya eran bajas tras las contrarreformas anteriores, y la situación actual de inflación, con la explosión de los precios, diezmando el poder adquisitivo de las categorías populares. Los hartos, los cabreados, están ahí, contra Macron, contra este gobierno, contra su desprecio, contra sus políticas injustas.

Construir un movimiento para ganar

El alcance de la movilización impone grandes responsabilidades a toda la izquierda social y política. Macron debe retirar su reforma, restablecer la jubilación a los 60 años y subir los salarios. Este poder se niega y por lo tanto vamos a tener que elevar el nivel de movilización, pasar de una jornada de paro, incluso muy exitosa como la de hoy, a una renovada huelga hasta la victoria, aún más masiva, con la participación de nuevos sectores.

Los sindicatos han acordado una nueva convocatoria de huelga para el martes 31 de enero. Está lejos, demasiado lejos: sin duda habría sido necesario confiar en este primer éxito para anunciar una fecha más cercana la semana que viene. una acumulación para que el movimiento suba su marcha.

Se trata ahora de organizar asambleas generales de discusión en los lugares de trabajo y de estudios para fortalecer y ampliar la movilización, construir asambleas interprofesionales, discutir la necesidad de poner el listón más alto preparando la reanudación del paro a partir del martes 31 de enero, a partir de 01 de febrero, y hasta entonces para movilizarse, para impulsar la huelga ahora donde sea posible.

También requiere combinar diferentes marcos y formas de movilización porque no podemos permitirnos el lujo de competir dentro de la propia lucha social. Es por eso que participamos de la manifestación nacional este sábado 21 de enero en París (14:00 horas en la Bastilla), ante el llamamiento de las organizaciones juveniles.

Esta movilización es una prueba: todos los sindicatos y partidos, toda la izquierda social y política, la gran mayoría de la población, se opone a la reforma. Si pasa, el gobierno se sentirá fortalecido y acelerará los ataques. Por el contrario, si ganamos, podemos cambiar el rumbo, recuperar la vuelta de la jubilación a los 60, aumentar los ingresos, dar confianza para avanzar hacia la construcción de una alternativa política que rompa con Macron y su mundo, para un fortalecimiento del mundo del trabajo contra este sistema.

* Gracias a NPA y a la colaboración de Manuel de la Rosa