Frente a la calentura que han mostrado los partidos representados en el Congreso, Pablo Iglesias ha colocado su acto en Madrid como una constatación de su nivel de representación de la opinión popular. Es la plasmación del grito desgarrado que llegó a ser lema del 15 M "Que no nos representan, que no".

Quiéranlo o no, los partidos con representación formal parlamentaria, del Pp y el PsoE para abajo, tienen que entender que, digan lo que digan las leyes, su mandato ha caducado. Muchas cosas han pasado desde que la estupidez de un tercio del electoradop y la malignidad de unas leyes electorales otorgaron mayoría absoluta a un partido déspota, con la presencia teatral inane de otros partidos y dejando sin voz ni voto a millones de personas.

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