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sábado, 18 de mayo de 2024 06:27h.

Victoria Prego y la fábula de la transición - por David Torres

FR DT

Antonio Aguado, coherente veterano socialista, ex militante del PSOE, recomienda este artículo, uno de los pocos que pone en su sitio a Prego, con todo el respeto debido a quien se muere

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David Torres

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Cuando yo era un niño, allá por los setenta, echaban en televisión unos programas infantiles con los que nuestros padres podían escapar un rato de la esclavitud de la crianza. Me acuerdo a bote pronto de La mansión de los Plaf, del Capitán Tan y Locomotoro, de María Luisa Seco y de Torrebruno. Por suerte sólo había una televisión, con dos cadenas (qué bien puesto está el nombre, joder), y los chavales de entonces no teníamos que sufrir la competencia lógica entre productos audiovisuales. Supongo que llevaban buena intención, pero casi todos merecen una extrapolación de aquella frase de Borges cuando le preguntaron sobre la literatura infantil: "Afortunadamente, en mis tiempos no había libros para niños".

Creo que ya la he contado alguna vez, pero no estará de más recordar la anécdota que mejor explica el daño que nos hicieron estos programas infantiles. En Prado del Rey, iban montados en un ascensor mis amigos Juan Bas y Fernando Marías (bendito sea, esté donde esté), cuando de repente se subió también Torrebruno. Juan, que es una mole de metro ochenta y pico, le echó una mirada desde arriba y torció la boca en una sonrisa que no auguraba nada bueno. Torrebruno se bajó en la planta siguiente, murmurando una despedida, y entonces, al quedarse solos, Fernando le preguntó a Juan qué estaba pensando. "Estaba pensando", dijo Juan, "en parar el ascensor y decirle: Tú jodiste mi infancia; te doy veinticuatro horas para abandonar el país".

De todos los cuentos que nos contaron a los niños españoles de los setenta y los ochenta, ninguno más enternecedor que la fábula de la Transición, ese idílico paso de una dictadura inmunda a una democracia moderna por obra y gracia de un borbón. Era una historia tan bonita y modélica que hasta se ponía como ejemplo en el extranjero, un relato fantástico en el que un principito nombrado a dedo por Franco era coronado monarca parlamentario al tiempo que los ministros y prebostes franquistas se convertían de la noche a la mañana en demócratas de toda la vida, como si hubieran sido tocados por la varita mágica de un hada. Lo habíamos perdonado todo sin necesidad de que nadie pidiera perdón.

Pocos hicieron más por afianzar la fábula de la Transición que Victoria Prego, una mujer que estudió en la Escuela de Periodismo de la Iglesia y que hizo sus pinitos en El Alcázar antes de ingresar, en 1974, en la plantilla de la Televisión Española. Fue durante varias décadas un rostro familiar en todas las pantallas de los hogares españoles y recibió multitud de galardones por su labor informativa. En su premiado documental La Transición, en el que trabajó de 1987 a 1992, hay tal cantidad de huecos, inexactitudes y medias verdades que bien podían haberlo presentado a pachas Torrebruno, el Capitán Tan y Locomotoro.

En el fantasioso retrato de la Transición dirigido por Victoria Prego no hay prácticamente una sola referencia a los cientos y cientos de españoles asesinados por las fuerzas del orden y los grupos de ultraderecha, aparte de la tristemente célebre matanza de los abogados de Atocha. No hay una sola mención a las torturas en las cárceles, las detenciones arbitrarias o los crímenes impunes de policías infames como Billy el Niño, que se murió tan tranquilo con todas sus medallas puestas. Por supuesto, tampoco van a encontrar ahí una sola crítica a la trayectoria inmaculada del rey Juan Carlos I, sus corruptelas, sus amoríos con barraganas, ni sus chanchullos con banqueros y empresarios.

Más allá de su prólogo al infecto volumen sobre el 11M escrito por Casimiro García-Abadillo y de su despreocupada labor de presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, el detalle que resume a la perfección la carrera de Prego fue una revelación a micrófono cerrado que le hizo el expresidente Adolfo Suárez en una entrevista en 1995. Suárez comentó que, tras la muerte de Franco, no podían hacer un referéndum sobre el modelo de Estado porque todas las encuestas indicaban que la república era la opción ganadora frente a la monarquía bananera. "Claro", dijo Prego, "y eso era peligrosísimo en ese momento". Una periodista en off. Y colorín colorado, este cuento no ha acabado.

* Gracias a David Torres y PÚBLICO y a la colaboración de Antonio Aguado

 

DAVID TORRES
DAVID TORRES

https://blogs.publico.es/davidtorres/2024/05/03/victoria-prego-y-la-fabula-de-la-transicion/?doing_wp_cron=1714779207.2766458988189697265625#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4x15-t2;mm=mobile-medium

PÚBLICO Aparecido originalmente en PÚBLICO. La casa de mi tía republica por el alto interés del contenido, bajo los principios de Uso Justo de la UE
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