David Bollero analiza en PÚBLICO un hecho comprobado, pero que parecería no tener solución. La rápida manera con que gobiernos y mucha gente ya se ha olvidado del terror de la pandemia, todavía no finalizada ni mucho menos, y ya no se acuerda del colosal esfurzo desplegado por las y los profesionales de la sanidad pública. El artículo lo señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado y yo, Chema Tante, tengo que decir que lo que está ocurriendo es consecuencia directa de la absoluta ausencia de irresponsabilidad de unos gobiernos a quienes, al dictado de un empresariado obsesionado por volver a obtener beneficios, han inducido a la gente que ya todo terminó, que ya nada hay que temer. Y en esto han contado, como no, con la colaboración venal de unos medios desertores de su deber de informar y analizar cabalmente las cosas. Súmese a eso el desprecio neoliberal por la conveniencia de la gente y ya tenemos el resultado. Ya estamos otra vez regateando a los servicios públicos los presupuestos que necesita. Hasta que la gente de la Sanidad no pueda más y acabemos en un desastre definitivo.