Jessica Moreno da cuenta en DIARIO DE AVISOS de algo que ha venido ocultándose hace tiempo. El mamarracho pueblerino con que la ATI de Adán Martín perpetró una de sus piruetas financieras, no ha acabado de crecer y crecer su presupuesto. La toletada con que la horda ática pretendió equiparar a Santa Cruz de Tenerife con Sidney, pero haciendo su negociete además, se ha unido a la larga lista de ciudades víctimas de las estafas calatravianas. Lista en la que Santa Cruz de Tenerife figura dos veces, porque lo del Recinto Ferial tiene sus cosas, también. En la Ópera que Calatrava le chalaneó a Valencia, también se cayeron los mosaicos. Qué casualidad. No solamente ese edificio multiplicó inexplicablemente su presupuesto inicial varias veces; no solamente ese edificio ha demostrado ser absolutamente inadecuado para su función esencial de ser ámbito de acontecimientos musicales. Además, como es tan frecuente en la obra del pillo arquitecto, se está cayendo a pedazos. Tres millones más, que añadir a la toletada. Bueno. Tres millones, de momento, si es que a Alonso y el genuflexo Clavijo no les parece poco y quieren aprovechar la oportunidad de meterle el diente, también, a esto.

Menos de 12.000 euros. Ese es el coste que se ahorraron, pero que causaron el accidente, con más de ochenta personas muertas y centenares heridas. El reportaje de Antonio Ruiz del Árbol en EL DIARIO viene a consolidar mi convencimiento de que la causa de esta catástrofe fue el ahorro criminal, la obsesión por el beneficio.