Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista, señala y comenta este muy acertado artículo de Vicente Mateos Sainz de Medrano en DIARIO 16, denunciando una vez más lo que yo, Chema Tante no dudo en calificar una estafa crtiminal perpetrada con premeditación y alevosía por la banca privada en el estado español. Y está claro que la única -y facil- solución npara frenar el delito bancario es recuperar la banca pública, añadiendo la obligatoriedad de depositar en ella todos los fondos públicos.
Alexis Romero en PÚBLICO cuenta la seria fogalera que se ha armado en el gobierno de coalición. Lo señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado. Y yo, Chema Tante, remarco la osadía de Nadia Calviño, que no solamente pretende meter la nariz en el proceso de derogación de la reforma laboral, sino que quiere liderar el asunto. Hay que recordarle a Sánchez y Calviño que, cuando, en su desagallamiento por gobernar firmaron el pacto con Unidas Podemos que les llevó a La Moncloa, el texto dice "Derogar la Reforma Laboral", sin condiciones. Y, como recuerda Romero, también se pactó desde el principio, la autonomía de la cartera de Trabajo respecto a la de Economía. eso es lo que hay que hacer. Más nada. Sin embargo, deberé insistir en mi convencimiento de que lo que buscan Sánchez y Calviño es que Unidas Podemos termine por hartarse y se mande a mudar, para que entonces el PsoE pueda arreglarse con el PP para mangonear los Fondo Europeos de Recuperación. Que ya está Escrivá con la calculadora. Y con Díaz y Belarra en el gobierno, todo se complica.
La derecha ppera, como derecha que es acostumbra a practicar toda suerte de supercherías comunicacionales. Una de ellas, esta trampa de arrebatarle a la gente miles de millones en los servicios sociales, para luego presentar con alharaca subiditas miserables. Como esto que pasa con la educación, que denuncian Sofía Pérez Mendoza y Raúl Sánchez en texto de EL DIARIO que destaca Antonio Aguado.
Rajoy cae en el error de todos los autoritarios que no creen en la democracia, pero la utilizan para encaramarse en el poder. Rajoy no sabe que las elecciones designan a gobernantes, sí, pero no confieren el don de la infabilidad ni, mucho menos, autorizan a la persona elegida para actuar de espaldas a la voluntad popular. Como Rajoy cree en las dictaduras, se confunde, con muy mala fe, y sostiene que quien gana unas elecciones se convierte en dictador, que no tiene que rendir cuentas a nadie.