Mas austeridad en 2023 generará protestas - por Isabel Ortiz y Sara Burke / Austeridad, ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre! - por Francisco Morote (2012)
Francisco Morote, de Attac Canarias, recupera un artículo suyo de 2012, para complementar, de manera muy congruente, el artículo de Ortiz y Burke sobre la austeridad. Aunque en 2012 Morote, yo y mucha gente, ya nos temíamos lo peor, allá en 2012, en los grises albores del austeritarismo rajoyano, poco imagínábamos cuan malo iba a ser ese peor. En los países del sur de Europa -Grecia, Italia, esto que queda del imperio español- al sufrimiento que compartíamos y compartimos con los pueblos hermanos europeos, se unía, se une, la humillación de saber que también compartíamos con otros muchos pueblos del mundo, la tortura añadida de la corrupción. No se trata solamente de la aporofobia arrogante de "el que es pobre es porque quiere" tatcheriano. Es que, además, sabemos que esas clases dominantes saquean inpunemente la riqueza colectiva. "Del rey -la reina- abajo", todas esas personas que aplauden el "que se jodan" de la Fabra, porque dicen que quien es pobre es por pereza, al mismo tiempo rapiñan sin freno. Porque el concepto del austeritarismo no se sostiene, filosóficamente, pero tampoco se justifica, porque ahora, igual o más que en 2012, la riqueza mundial es más que suficiente para sostener con dignidad a toda la Humanidad. Pero no se puede, porque ese grupo criminal mantiene el dinero en sus Fort Knox o lo derrocha de una manera obscena. Resulta un escarnio añadido al tormento del hambre, la enfermedad, la miseria, saber que quien se ha sentado o se sienta en el trono en Madrid y en Rabat, y en tantos sillones presidenciales de gobiernos y de corporaciones, y tanta gente ladrona más, queman en lujos indescriptibles, el dinero con cuya carencia justifican la necesidad de la austeridad. Por cada litro de combustible quemado para que Froilán vaya desterrado a visitar a su abuelito, hay gente con hambre, que sufre y muere sin atención médica, da lo mismo si es en la Cañada Real o Puerto Príncipe o en Jinámar.