Parece que las dudas y sospechas que se han levantado sobre esta iniciativa pueden irse disipando. En las referencias que me manda Javier Caso Iglesias (y alguna otra que agrego yo) se comprueba que gente comprometida, como Sánchez Gordillo y Llamazares, avala la propuesta.
Como ya está sucediendo repetidamente en Grecia, el SAT, Sindicato Andaluz de Trabajadores, ha asaltado dos supermercados para distribuir los alimentos entre gente sin recursos. No seré yo quien recomiende hacer algo igual. Pero pregunto si hay que contemplar insensiblemente a la qente rebuscando en los contenedores de basura o recomendarle a estas personas que sigan el ejemplo de Dimitris Christoulas, el griego que se suicidó, como está suicidándose tanta otra gente. Es fácil condenar a Sánchez Gordillo, pero difícil entender la insensibilidad ante el drama del hambre. Quien lo diría. (En Gerona, cierran los contenedores de basura con candados, para que la gente no pueda abrirlos ¿Es esa, la solución? - El Parlamento gallego construye un comedor VIP para sus señorías)