Mientras Clavijo, siempre genuflexo ante la monarquía española, y ante los poderes económicos, mantiene su embustera matraquilla sobre las excelencias de su Ley del Suelo, alegando que "no tienen nada que decir contra ella" quienes se opone, aquí tenemos, en plenos tribunales, la mejor comprobación de que esa ley ampararía a los saqueadores del dinero público y de los recursos naturales propiedad del pueblo canario.
Claro, parece que se haya colado en los titulares una noticia vieja. Y es que ya la gente se ha acostumbrado a esta desgracia, que se siente como una calamidad irremediable. Saray Encinoso, en DIARIO DE AVISOS, recuerda que Canarias, a la cola de todo lo bueno, en cabeza de todo lo malo, no es precisamente una excepción en lo que debería ser más alarmante: la miseria de la gente...