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lunes, 29 de abril de 2024 00:00h.

Agustín Millares Cantero, desde una profunda convicción ética - por Nicolás Guerra Aguiar

 

 

FR N G A

Plaza del Cristo (¿1971?)

Agustín Millares Cantero, desde una profunda convicción ética - por Nicolás Guerra Aguiar *

Si usted, estimado lector, desea saber sobre Las ruedas del olvido, ultimísima obra poética del profesor Agustín Millares Cantero, le hago dos recomendaciones desde mi modesta perspectiva. Esta, claro, profesionalmente  desapasionada cual corresponde a quien durante casi cuarenta años habló así a sus alumnos. Y si me lo permite, acaso conseguí sensibilizar a un buen puñado de ellos para estas cosas de la difícil creatividad poética o narrativa...  

LAS RUEDAS DEL OLVIDO
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  Y para tal inventiva la palabra escrita es el cordón umbilical que une al lector con la obra, es decir, el pensamiento del autor. (La otra, la oral, la veremos más abajo.) Por tanto, sin las voces resulta imposible la comunicación. Trátase, pues, de una revolucionaria combinación de letras que permite crear términos como libertad (del latín libertas), república (latín respublĭca), democracia (del griego dēmokratía), igualdad (lat. aequalĭtas)... e incluso “utopía” (griego “ou” + “topos”, ‘lugar que no existe’). (¡Y luego se preguntan desde el Ministerio de Educación y consejerías para qué sirven las torpemente llamadas “lenguas muertas”! ¡Ditoseadiós!) 

LENGUAS MUERTAS
LENGUAS MUERTAS

  Dos recomendaciones, apunto arriba. La primera es la lectura del magnífico estudio prologal (profesor Ángel Sánchez Rivero). Desde sus primeros renglones hasta el final déjese llevar, lector, por la mano de quien sabe lo que dice. Este hombre sabio,  universalizado ensayista, analista, filólogo… entra en lo literario y en lo sensorial con el preciado bisturí diseccionador que los dioses ponen en manos de seleccionados mortales. 

ÁNGEL SÁNCHEZ RIVERO
ÁNGEL SÁNCHEZ RIVERO
JAVIER DORESTE
JAVIER DORESTE

  Segunda recomendeision. Busque el artículo publicado en LA PROVINCIA (“Un poemario y tres heridas”, comienzos de julio) por Javier Doreste Zamora: con su natural acierto comenta las tres variantes hernandianas (“la del amor, la de la vida, la de la muerte”) presentes en el novísimo libro agustiniano. Así es: demuestra que la trilogía (amor, vida, muerte) está al completo en sus poemas. Tal presencia cabalga en aparente desorden, pero “eso nace de su amor por el lenguaje, en el esfuerzo de construir el verso más perfecto y ajustado a lo que quiere contar”, pleno acierto de Doreste Zamora.

LA OFICINA
LA OFICINA

  Y como tanto el prólogo como la rigurosa crítica literaria tienen estructura docente, sabia, yo pretendo entrar en otro aspecto: el del hombre con quien conviví un curso completo en la casona que varios estudiantes de Filosofía y Letras teníamos alquilada allá “En la vetusta ciudad de los adelantados / de estampa docente, regia, salmantina” al decir de Emeterio Gutiérrez Albelo (si no yerro), bellísimo soneto escrito en la pared del bodegón “La Oficina”. 

EMETERIO GUTIÉRREZ ALBELO
EMETERIO GUTIÉRREZ ALBELO

  Por tanto, dejo correr mi memoria por el antier e intentaré retratar con riguroso pincel algunas vivencias compartidas con Agustín, de quien tanto aprendí, recuerdos imperecederos. Lo conocí una mediamañana lagunera, Aula Magna de la Universidad... afortunadamente provinciana, pues a quienes llegábamos de pueblos nos permitió la infinitud de relaciones personales con estudiantes de distintas facultades y escuelas, muchos también a la búsqueda de ansiadas libertades perennemente cercadas por la violencia opresora de la dictadura.    

  El martes 4 de noviembre de 1970 fue un día revolucionario en Nivaria. Los trabajadores de la empresa guagüera Transportes de Tenerife (“en número superior a seiscientos”, revista canaria Sansofé) se encierran en la iglesia santacrucera de La Concepción. Gracias al planteamiento aperturista (dentro de un orden, claro) del Concilio Vaticano II, el obispo de la diócesis nivariense los visita y protege... espiritualmente: “Esta es la casa de Dios y la de ustedes”. (Pocos días después, con el visto bueno del obispado, los trabajadores fueron policialmente desalojados antes de las albas muy madrugadoras.) 

LA CONCEPCIÓN LA LAGUNA
LA CONCEPCIÓN LA LAGUNA

 El miércoles 5 varios centenares de estudiantes iniciamos la marcha pacífica y silenciosa desde La Laguna hasta Santa Cruz como apoyo a lo que consideramos una justa reivindicación laboral: la compañía guagüera -burguesía franquista, como Dios manda- recibía suculentas subvenciones del Cabildo Insular. Pero la explotación obrera era notoria. Sin embargo, la manifestación no cumplió su aparente razón de ser (llegar hasta La Concepción). Mas sí sacó del letargo a muchas conciencias endormidas ante la realidad social.

 La caminata, obviamente, no surgió por espontaneidad. Ni tan siquiera fue producto del elemental principio físico referido a la acción – reacción, es decir: embriagados por la valentía de los trabajadores de TITSA nuestra sensibilidad social nos llevó a echarnos a la calle camino de Santa Cruz. No, no fue así. Pero también es cierto otro fundamento científico: “Todo lo que es tiene su razón de ser”. ¿Y qué fue lo que hubo? Pues, sencilla y llanamente, palabras serenas, convincentes, sonoras o acompasadas de jóvenes como Agustín Millares Cantero, una de las voces orales más respetadas en la Facultad de Filosofía y Letras.  Rigor ético, ¡claro!, presente en este libro: “Importa estar del lado de esos seres / que ponen a menudo / el cascabel al gato, / las manos sobre el fuego, / los puntos sobre íes [...]”. 

 Varios centenares de universitarios sin filiaciones políticas se movilizaron desde sus conciencias,  razonamientos e ingenuidades. Salieron, sí: habían reaccionado ante una inmoralidad social. (Por cierto: al año siguiente, ya con Agustín, nuestra casona se convirtió en residencia protegida noche y día, domingos y fiestas de guardar por la Brigada de Investigación Político Social y su inconfundible Peugeot 403 negro: ya no cerrábamos la puerta de la calle, bastaba con la aldaba.)

  En fin: cincuenta y tres años después de nuestra primera juventud allá en tierras laguneras vuelvo a reencontrarme con las musicalidades de Agustín. Estas voces de hoy en Las ruedas del olvido no han dejado de sentirse y manifestarse: contundentes, expresivas, rimadas y musicadas. Y a la par, serenas en momentos, contrastan con las otras, las de la diaria vida y las del aire celayano que exigimos trece veces por minuto para ser,  para respirar a nuestro ritmo.... Me refiero, claro, a las del compromiso políticosocial, las de rigurosos pactos con la conciencia, las de empeños en crear un mundo donde el hombre “goce la libertad que no se cierra”.

  Celebro, pues, este reencuentro con términos, gestos e incluso silenciosas miradas hacia ayer, anteayer... Si quieren conocer al poeta en su intimidad, léanlo. Agustín pidió la palabra, vuelve a pedirla, como hacen quienes saben de lo que escriben y cómo se hace. Y Agustín poetiza momentos, desencuentros, amores y desamores, a los amigos del alma... como Hernández cantó a Ramón Sijé. Y sigue sembrando sonidos y escrituras de esperanzas y libertades… 

AGUSTÍN MILLARES CANTERO
AGUSTÍN MILLARES CANTERO

 En poesía, dicen los rigurosos, no basta con decir: hay que decirlo, además, poéticamente. Agustín lo consigue.  

* Gracias a Nicolás Guerra Aguiar

NICOLÁS GUERRA AGUIAR






 

 

 

mancheta junio 23