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lunes, 29 de abril de 2024 07:54h.

Las Cámaras de Comercio canarias y las medidas económicas. La opinión de Chema Tante

Yo publico en La casa de mi tía notas de las Cámaras de Comercio, en primer lugar, porque me las mandan, cosa que creo que les honra; pero sobre todo, porque me parece que su política de información es muy positiva y hace posible que se conozca la importante tarea de asesoramiento y formación que desarrollan esta entidades, y también su opinión corporativa. A pesar de las astronómicas distancias ideológicas que me separan de sus dirigentes, no dejo de reconocer el valor de la actividad de las Cámaras canarias ni de respetar sus criterios.

 

Dicho todo esto, manifiesto que me han llamado la atención algunas notas que publican las Cámaras canarias, en estos últimos tiempos, reclamando al Gobierno de Canarias (sí, el de Paulino) acciones de estímulo a la actividad económica. Me parece a mí que esto encierra una incoherencia argumental en unas entidades que se proclaman liberales y, desde luegi, una incongruencia con el aplauso que han dado a las medidas implantadas por el actual gobierno conservador del estado, ardorosamente secundadas por el gobierno no menos conservador y sempiterno gobierno de Coalición Canaria con el socio que haya tocado en cada momento.

Desde mucho antes de que adviniera esta depresión inducida que llaman crisis, quienes nos preocupamos de estos asuntos económicos y sociales desde posiciones de izquierda, sostenemos que la economía, tanto para ser equitativa, como para ser pujante, necesita de un fuerte gasto social y de unas altas inversiones -siempre productivas, ojo- públicas. Y que los recursos para sostener tal gasto y tales inversiones productivas deben provenir de una recaudación fiscal progresiva que pese en mayor grado sobre quienes tienen el dinero. Es decir, que la carga de impuestos debe ir sobre beneficios empresariales y grandes rentas, no sobre el consumo. Entre otras razones, porque cada euro que se le quita al pobre, se detrae del consumo, en tanto que cada euro que se le cobra al rico, se reprime la especulación financiera, no creadora de riqueza real, sino de dinero ficticio. 

Es conocida mi tesis de que las medidas neoliberales, que van en el sentido contrario de lo que acabo de contar, no las imponen las fuerzas conservadoras porque crean que activan la economía. Yo estoy seguro de que los tecnócratas neoliberales no son ciegos ni lerdos y pueden leer con claridad que los resultados de sus recetas producen marasmo económico y miseria. Pero tengo la certeza de que eso es lo que busca el neoliberalismo; reducir a la población a un estado de indigencia que la ponga inerme ante la explotación.

Sin embargo, también estoy convencido de que no todos los empresarios son malvados por naturaleza, todo lo contrario. Por eso aparecen declaraciones como esta muy reciente, de las Cámaras de Comercio, demandando medidas de estímulo. Lo que ocurre es que, para que esa demanda sea consistente, debería estar acompañada con el reconocimiento del error. Con la declaración de que las acciones de austeridad, de recorte de presupuestos de gasto social y de inversión productiva pública, así como las rebajas salariales y de condiciones de trabajo, son contraproducentes.

Cuando yo veo que las Cámaras de Comercio piden acciones oficiales de reanimación de la actividad económica, pienso que me gustaría ver también el reconocimiento de que reducir el ingreso de la gente agrede driectamente al consumo y de que envilecer las condiciones de trabajo destroza la productividad. Cuando veo, insisto, esas declaraciones, que comparto, me parece que las Cámaras deberían hacer un examen de conciencia de lo que ha pasado, por ejemplo, con la RIC. Con la Reserva de Inversiones de Canarias, una exoneración colosal de impuestos que se le concedió a las empresas canarias para "generar riqueza y crear empleo", con los resultados que todo el mundo conoce.

En definitiva, con todo el respeto que me merecen y sin ningún sentimiento de arrogancia, cuando veo que las Cámaras de Comercio piden medidas oficiales de estímulo, creo que es de justicia que esas entidades reconzocan quién tenía y tiene la razón.

Y les pido que actúen en consecuencia. No se puede ser carne y pescado a la vez.