Las elecciones municipales y el caso de secuestro en Maracena como síntoma del desastre - por Carlos Martínez, secretario general del Partido Socialista (PSLF), miembro del Comité Científico de Attac *

Muchas y muchos, entre ellos el PSLF exigieron que el PSOE cumpliera con su propio código ético y en Maracena prescindiera de su candidata y candidato investigados nada más y nada menos que por un acto criminal en calidad de posibles inductores. Esto les ha costado la alcaldía y ha arrastrado a otras y otros alcaldes en Andalucía. Les han regalado Maracena a la derecha.

Lo que está ocurriendo en Maracena es un síntoma más de la descomposición política que se vive en el estado español y que afecta a todos los partidos del sistema. Nos preguntamos ¿Qué pretendían Sánchez y Espadas manteniendo en las listas para las municipales de Maracena  a las personas investigadas por los graves delitos de secuestro y corrupción?

La justicia tardará años en tener una sentencia firme, pero la democracia y el mismo código ético del PSOE, y de otra parte la limpieza o no de las elecciones municipales; exigen que  los investigados por corrupción que encabezan todavía  la lista del PSOE en Maracena  hubieran quedado fuera de las listas electorales. Pero el cesarismo sanchista ha pagado cara su falta de limpieza y coherencia arrastrando a toda la izquierda en su caída local.

Estamos pues comenzando a sufrir el cómo toda esta situación propicia el auge de la extrema derecha y un trumpismo a la española. Para el auge trumpista la crisis económica y social que el incremento de los precios fomenta es el combustible perfecto que necesita junto con una estrategia de propaganda regada con miles de millones de empresas periodísticas y similares propiedad todas ellas de bancos, personas muy ricas o sociedades participadas por elementos políticos ultra liberales y monárquicos conservadores que nos llevan al auge derechista. Cuando la guerra y la crisis del imperio todo lo tambalea es imprescindible el asegurar los beneficios y para ello nada mejor que las derechas extremas.

Ante esto la izquierda institucional y oficialista lastrada por sus compromisos con los bancos y la corona nada efectivo hace, ni le dejan hacer. En nada se diferencia de las derechas más o menos liberales. La ausencia de un partido de clase, independiente de los poderes fácticos, la banca y las grandes corporaciones deja a la clase trabajadora sin un instrumento clarificador y políticamente activo y fuerte.

El hecho de que en el PSOE principal receptor del voto obrero y más popular hayan también casos de corrupción política indica su falta de compromiso no ya con el socialismo o la socialdemocracia, sino ni tan siquiera con un socioliberalismo más coherente. La falta de formación e ideas políticas de cambio, transformación social y recambio institucional y sistémico aferrándose a un llamado pacto constitucional son el cemento perfecto que permite la corrupción y la gestión neoliberal de la economía. Al no haber esperanza ni ilusiones en un mundo diferente, todo queda transformado a someterse el dios mercado y el dios mercado solo tiene una religión el negocio para enriquecerse. Esto contagia a personas sin ideales y sin militancia política, pero que ocupan cargos institucionales.

Pablo Iglesias nuestro fundador, del movimiento obrero socialista y el primitivo PSOE decía que los políticos socialistas tenían que tener los bolsillos de cristal y ser vigilados como si fueran delincuentes. Nada de esto se ha hecho en el PSOE escindido tras Suresnes y la conspiración felipista y ahora ocurre lo que ocurre. Lo de las compras de votos o el gravísimo caso de Maracena con un ajuste de cuentas de burdos tintes mafiosos indica hasta donde ha llegado la podredumbre. Necesitamos un partido socialista firme en sus ideas. Con socialistas y llamamos a construir desde la honradez y la coherencia el partido que la clase trabajadora necesita ya imperiosamente.

Estamos ante una tormenta perfecta con un feroz avance del trumpismo y el abandono de la clase trabajadora por parte de la izquierda, por llamarla de alguna manera, monárquica. Un cambio de ciclo que no frenará la moderación y el liberalismo social, sino la oposición a la guerra y la exigencia de que la clase trabajadora no vuelva a pagar con sus manos y su inteligencia la crisis capitalista. Los populistas postmodernos también nos arrastran en el avance trumpista. En frio seguiré mi reflexión.

Si quiero decir que no hay fórmulas mágicas y por tanto invito a un debate.

* Gracias a Carlos Martínez