Dos guerras Ucrania-Gaza: dos inhumanos genocidios y una cobarde inhibición de la ONU y sus poderosas naciones

Erasmo Quintana *

Israel continúa con su moderno ejército el genocidio contra el pueblo palestino, bombardeando allí donde se reúne la población civil, centros comerciales, iglesias, colegios, donde quienes mueren son niños, madres y padres, ancianos, en definitiva el pueblo de Palestina, siendo la última medida infernal de un perfecto animal genocida, Netanyahu, prohibir que llegue a la gente hambrienta la ayuda humanitaria al Norte de Gaza. También ha movilizado a 300.000 soldados para atacar dicha zona Norte de Gaza. Se trata de eliminar, y que desaparezca, el pueblo palestino mediante tanques y bombas, ahora también con la salvajada de la sed, el hambre y las enfermedades.

La guerra de Ucrania no le va a la zaga, auspiciada por otro animal genocida, Putin, ese ridículo Zar de todas la Rusias, que llama terrorismo a la acción de ISIS-K, Califato de Afganistán, en un concurrido salón de Moscú, ataque que ha supuesto 137 muertos. Y la invasión armada y criminal con el ejército ruso sobre Ucrania, ¿cómo la llama él? La invasión de ese país, al que ha destrozado ¿no es también un bárbaro terrorismo? En las grandes y graves crisis provocadas por guerras, que aplastan el bienestar de los pueblos, hay siempre escualos que le sacan suculentos beneficios, convirtiéndolos de la noche a la mañana en más ricos de lo que ya eran. Que en el presente siglo XXI se continúe propiciando guerras destructivas en cualquier parte del mundo, fuera de toda lógica, ahí está la razón.

Para más inri, a estos monstruos no les queda remordimiento ninguno si asesinan en nombre de Dios o en el de la Patria, que son Hitler, Stalin, Netanyahu, Putin, Franco, Castro, Pinochet. La vida es la cosa más sagrada y grande que tenemos los humanos; ella es única e irrepetible. A lo largo y ancho de la historia sabemos que esto ha sido así. ¿Todas las guerras son naturales e inevitables? Un análisis somero y necesario nos dice que sí, aunque choque por lo que tienen de inhumanas, salvajes y un inmenso castigo que nos infligimos, conscientes de que continúan siendo causa de un injusto enriquecimiento salvaje de unos pocos avispados que amontonan riqueza en sus cuentas de resultado, mientras la carne de cañón la pone el pueblo, siempre ajeno a lo que se cuece en las alturas. 

EE.UU. es el paradigma de los espúreos y sanguinarios intereses, ya que uno de los capítulos más importantes de su bienestar económico es la industria armamentística. Todas las guerras que conocemos desde que tenemos uso de razón, están propiciadas por los norteamericanos, “gendarmes del mundo”, espoleados por la necesidad que tienen de dar uso a las armas que no paran de fabricar y que deben utilizarse, porque en buena lógica no las fabrican para almacenarlas sine die.

Por ello la necesidad de, acabado un conflicto armado en un país cercano o lejano, da comienzo otro. Con ello el planeta está siempre en guerra. Con el genocidio en Gaza por la criminal Israel, la resolución de la ONU pidiendo la paz es “vinculante”, pero si el país genocida la incumple no pasa nada. No hay obligación de acatarla. Entonces ¿qué? Nada. Se queda en agua de borrajas. ¿Para qué está la ONU si el monstruo Netanyahu se parte de la risa?

La bondad y la maldad humanas existen; más la segunda, porque lo que nos caracteriza es la agresividad siempre a flor de piel, y a la que es muy complicado ponerle freno, incluso con la imposición del castigo de las leyes; cuando éstas no harían falta de no ser el natural humano como es. Pero, por otra parte colegir que, para nuestra mayor desgracia, ¿qué podemos esperar los humanos cuando estamos gobernados por auténticos psicópatas esquizofrénicos, los cuales disponen en la mesa de sus despachos del botón rojo, ése que de pulsarlo la humanidad entera desaparece? Finalizando, ¿habrá castigo ejemplarizante para estos dos genocidas? lo dice  Marco Bruto, “En el mundo, los delitos pequeños se castigan y los grandes se coronan, y solo es delincuente el que puede ser castigado”. ("Vida de Marco Bruto", de Francisco de Quevedo).

* Gracias a Erasmo Quintana