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Lo nunca visto: el gobierno del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria rechaza que Vegueta-Triana sea patrimonio mundial cultural por la Unesco

Erasmo Quintana

Las Palmas de Gran Canaria tiene el encanto y el aroma de las vetustas ciudades fundacionales castellanizadas. Es la primera en levantarse, tras la Conquista de la Gran Canaria por Juan Rejón y el obispo Frías, en los márgenes del Guiniguada: el Real de las Tres Palmas. En las Canarias, es la más añeja y, por tanto, la de más rica historia. A esta singularidad se une que fue uno de los importantes eslabones en la ruta del Descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón. Jurisconsultos atestiguan todo.

En cada uno de los sinuosos callejones del importante Casco Histórico Vegueta-Triana se halla compendiada toda la historia, única, de Canarias. La ciudad, capital representativa de la isla Canaria, ésa que no aman los políticos en cuyas manos está, fue modelo avanzado de las ciudades que, tras el Descubrimiento y las expediciones trasatlánticas a aquel novedoso mundo se produjo. De modo que -es solo un ejemplo- el trazado de la plaza mayor de Santa Ana se impuso allende los mares, de contenido social, religioso y militar, coronando su costa noroeste, y para ganar puertos de Indias, zarpando naves rumbo a aquel recóndito, y por entonces, mundo desconocido.

La Provincia-Diario de Las Palmas del domingo, 31 de marzo, se hizo eco de la magna procesión del Viernes Santo, donde aparecen fotos del Cristo de la Vera Cruz, obra del imaginero guíense, José Luján Pérez, así como otras tomas entre las que resalta la comitiva que acompaña a la alcaldesa, Carolina Darias, justo frente a los restos del Oratorio, también de Luján, que fue colocado en el antiguo jardín del Palacio Episcopal, de la calle Obispo Codina.

Según refleja la foto de Juan Castro, el más próximo a dichos restos es el edil Santana, titular de Cultura del Consistorio capitalino, en actitud gallarda, de hierática y solemne compostura, del que no me reservo decir, tal vez acordándose de mí por el halón de orejas que hace poco tuve que darle, toda vez que me costó ver el busto del extraordinario imaginero Luján Pérez, puesto que hay allí un gran seto a todo lo largo, tan alto y espeso, que hace imposible ver que allí está el busto que yo, siendo concejal de Cultura en el ayuntamiento de Guía, tuve el honor de colocar con discursos, en que también intervino la alcaldesa Pepa Luzardo. 

En el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ¿hay alguien responsable de Cultura? - por Erasmo Quintana

No es capricho de un inveterado soñador cargado de años, ya que la foto corrobora lo que afirmo: la ciudadanía pasa de largo y no se entera que en aquel lugar hay cultura, y de la nuestra. Todo ello ocurre en mi bella ciudad, la más añeja y con mayor historia de Canarias. Pero esto, sus responsables políticos lo ignoran por completo, pues en vez de conservar su relevante fisonomía -que no se mueva un ladrillo- hacen todo lo contrario, porque carecen de la sensibilidad para la belleza, y por lo que están allí y les incentiva, que son “otras cosas”. Insisto, esas yermas cabezas, ¿aman de verdad a la ciudad que representan? ¿Qué tipo de compromiso es el que han contraído cuando juraron su cargo en el salón de plenos municipal?  Los bellos alzados de sus emblemáticos edificios, ¿por qué no hacen que resplandezcan conservando su fisonomía? Nunca traicionando el conjunto armónico de sus callejuelas y el encanto de sus primitivos edificios, los cuales nos hablan del modo en que vivían nuestros antepasados. Son la historia viva de nuestra querida y hermosa ciudad, candidata -entre comillas- a ser reconocida del máximo valor cultural por la Unesco.

El movimiento, mis amigos, se demuestra andando. En mayo de 2006, el equipo de gobierno del Ayuntamiento capitalino procedió a enviar al Ministerio de Cultura la propuesta a la Unesco en tiempo y forma, la cual fue recepcionada favorablemente. Debió tener -como en todo- un seguimiento, que brilló por su ausencia; en el ínterin se produjeron cuatro legislaturas, y el azar del destino: todos los responsables políticos hicieron lo mismo. Nada. Lógico en este caso es que la solicitud decayera, evidenciando que por parte de los supuestamente beneficiados no hubo el menor interés. Justo como ahora, que se ha venido insistiendo ante la Corporación actual, y “por ahí me las den todas”. “Lo de que Vegueta-Triana sean reconocidas por la UNESCO Patrimonio Mundial Cultural, nos la suda”, parecen decir con la displicencia de sus conductas.

* Gracias a Erasmo Quintana