La República Independiente de la Comunidad de Madrid, de Isabel Díaz Ayuso (PP)

Erasmo Quintana *

A Isabel Díaz Ayuso le hemos reconocido que gobierna en la República Independiente de la Comunidad de Madrid. Mostrándose émula de libertades -éste fue el slogan de su campaña- y enamorada de gobernar con la máxima independencia, sin ataduras simplistas de las elementales reglas democráticas. En el recientemente pasado 10 de noviembre, el Grupo Parlamentario Popular de la Asamblea de Madrid registró para su tramitación por el procedimiento de urgencia la Proposición de Ley de Medidas para la Simplificación y mejora de la eficacia de Instituciones y Organismos de la Comunidad de Madrid.

Díaz Ayuso ha aplicado el rodillo de la mayoría absoluta para, un mes después, aprobar contra viento y marea, forzando todos los plazos, una norma que introduce modificaciones de calado en hasta quince leyes. Una de las excusas esgrimidas por los populares para estas prisas es la de “superar situaciones en las que el mandato de sus consejeros/as han expirado”. ¿Les suena algo esto, queridos amigos? Que un partido (el PP) que lleva bloqueando la renovación del CGPJ más de cinco años utilice este argumento, como poco produce sonrojo. Pero que, además, el mismo día que Núñez Feijóo condena que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a pesar de lo indecente del bloqueo popular, va a mantener las mayorías reforzadas del Congreso para renovar el Poder Judicial, coincida con el momento en el que Ayuso consuma el asalto a organismos e instituciones fiscalizadoras y de control al gobierno regional, con el silencio cómplice de Feijóo, el sonrojo deja paso a la más absoluta indignación. Inocular odio es el objetivo, sacando lo más hediondo del ser humano. Este ambiente envenenado sirvió de excusa al golpe de Estado fascista de 1936.  

Lo que no se quiere para España se pone en la Comunidad de Madrid. La Ley del Embudo conocida que practica un día sí y el otro también la derecha española, la misma que firma el Pacto del Majestic con Pujol, hablando catalán en la intimidad, que acerca presos etarras a cárceles del país vasco, que llega a acuerdos con Bildu en municipios, o se refiere a ETA como “movimiento vasco de liberación” mientras la banda seguía matando. Todo lo que hace el PP en política está bien, pero si justo lo mismo es el PSOE quien lo hace: España se rompe, se va al carajo.

¿Cuál es la verdad que se esconde detrás de esta cortina de humo con la que Ayuso trata de confundir? Con este movimiento el PP hace un uso abusivo y torticero de su mayoría absoluta para asentar aún más su poder en la Comunidad, controlando y atando en corto a Telemadrid, la Cámara de Cuentas o el Consejo de Transparencia, dos organismos éstos últimos que están diseñados para fiscalizar las decisiones del gobierno regional. En el caso de Telemadrid, hasta ahora la designación del director general dependía de la Asamblea, lo que obligaba al gobierno a alcanzar un acuerdo con la oposición para obtener una mayoría cualificada. Ahora, el nombramiento se efectuará por cuatro años y a propuesta del Consejo de Administración de la sociedad, cuyos miembros serán elegidos por la Asamblea de Madrid entre los propuestos por los Grupos Parlamentarios y de acuerdo con su peso político en la Cámara. Es decir, Ayuso se asegura la mayoría del PP y no dependerá de otros grupos.

Con la reforma de la Ley que regula la Cámara de Cuentas, el organismo que fiscaliza contratos y gastos, de nuevo el PP se asegura ipso facto su control, modificando el sistema de elección de los consejeros, que hasta ahora eran elegidos por dos tercios de la Asamblea de Madrid, para que, a partir de ahora, en el caso de no llegarse a un acuerdo para alcanzar los tres quintos, bastará con la mayoría simple. Con toda esta refinada argucia, el partido mayoritario en la Asamblea controlará la Cámara. ¡Vivan la limpieza y la transparencia democrática! Esta reforma exprés de quince leyes del PP de Madrid demuestra dos cosas: la primera, que no tiene ningún respeto por la pluralidad política, la transparencia y la separación de poderes, restándole autoridad al legislativo, en este caso a la asamblea de Madrid.

El quebranto al mínimo respeto de las personas.

La extremaderecha de VOX con la complicidad redomada del Partido Popular, está creando e incentivando el odio sobre el Partido Socialista y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, alentando a las masas seguidoras  a manifestarse en la calle Ferraz, sede de esta organización política, cosa que se prolongó diariamente durante semanas y meses, dando vivas a Franco brazo en alto, cantando el Cara al Sol falangista, y llamando hijo de p… al mismo presidente del Gobierno de todos.

Ciudadanos adultos que son capaces de salir de sus casas cuando cae la noche, incluso en un día tan señalado como es la despedida de año, para ir a insultar a los socialistas, colgando un muñeco en el que todos veían al presidente, y unos,  energúmenos, y otros psicópatas, dando puñetazos y palos a aquel muñeco  que en su extraviada cabeza se imaginaban que lo hacían a un ser humano. Qué forma más procaz de alimentar el odio cainita, cuyos efectos ya lo estamos viendo también en el resto de la sociedad. El aspirante a revalidar la presidencia de la Comunidad Autónoma gallega, Alfonso Rueda (PP), ha dicho que no le gustan esas manifestaciones callejeras, pero muy sincero él, comprende que le hagan al PSOE ese tipo de actos porque se lo merece. La iniciativa es de VOX y su socio aliado el PP, se frota las manos con una socarrona, alborozada e indisimulada alegría. Y estos filibusteros quieren gobernarnos... 

* Gracias a Erasmo Quintana