La casa de mi tía
El capitalismo financiero global sigue generando pobreza y desigualdad. La minoría que maneja los hilos del sistema, principal responsable de la crisis, es quien más se beneficia de la misma, ya que ha incrementado su riqueza a costa del empobrecimiento de la mayoría de la población. Por eso seguimos repitiendo, por activa y por pasiva, que “no es una crisis, es una estafa”. Bastante sabemos de ello en Canarias, donde la burbuja especulativa, agudizada por un débil modelo económico, absolutamente dependiente del exterior, ha disparado la tasa de paro.