Antonio Aguado enfoca nuestra atención al artículo de Vicenç Navarro en PÚBLICO sobre otra de las circunstancias que concurren en el follón catalán, a la vista de los resultados del 21D. En opinión mía, de Chema Tante, lo que describe Navarro no es lo único, ni siquiera lo más determinante de toda esta fogalera. Pero no hay duda de que es cierto y de que es importante. El auge de una farsa neoliberal como es Ciudadanos debe ser muy tenida en cuenta. 

Lo que la realidad demanda es una nueva transición y unos nuevos pactos de la Moncloa que reactiven la democracia y la economía y que pongan freno a la poliarquía y a la corrupción; y esto tanto en Cataluña como en España.

Nunca será más actual la consigna leninista de que "la revolución no se hace, sino que se organiza". Pero la propia organización no crece en el vacío, sino en el desarrollo de la lucha de clases en un marco económico e histórico concreto, y por la irrupción de fuerzas teóricas de gran calado que irrumpen "desde fuera" en el movimiento obrero y popular.

El conflicto catalán ha sido creado y alimentado por Rajoy ¿Se le ha ido de las manos o es un instrumento de sus “políticas”?

 
Ramón Trujillo, coordinador de Izquierda Unida Canaria (IUC) afirma que “las elecciones catalanas evidencian el fraude electoral parcial legalizado en Canarias. Llama la atención constatar que CIU, PP y PSOE suman el 58% de los votos del pasado domingo y el 65.9% de los escaños asignados, es decir, tienen un 7.9% más de escaños que de votos”.“en Canarias CC, PP y PSOE sumaron el 77.7% de los votos y consiguieron el 95% de los escaños, es decir, tienen un 17.3% más de escaños que de votos. Es más, obtienen tantos votos porque han alcanzado el grado superlativo de la lógica del voto útil, al evidenciar a la ciudadanía la fortaleza de su oligopolio electoral blindado. En Cataluña obtuvieron representación siete partidos y en el Archipiélago cuatro”.