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Denso y meticuloso texto con que LA VANGUARDIA editorializa y que Francisco Morote, de Attac Canarias recomienda. Denso y meticuloso, pero, sin embargo, yo, Chema Tante me atrevo a resumir diciendo que el tremendo problema de la Unión Europea es la mediocridad intelectual y la codicia de quienes dirigen sus gobiernos y sus empresas. Ahora el BCE de Draghi se propone acabar con una medida que -es obvio- no puede mantenerse indefinidamente, el inyectar alegremente dinero al sistema financiero. Pero que se trata de una medida que solamente actúa sobre los síntomas de los problemas y no sobre las causas. Lo único que consigue la estrategia del BCE es hacer creer a empresas y gobiernos que las cosas les van bien, porque disponen de recursos. Pero esta clase dirigente no se percata de que esos recursos no provienen de su gestión y de que es dinero ficticio, contable. Pero ni empresas ni gobiernos son capaces de hacer eficiente el entramado productivo -y esa eficiencia, por cierto, viene en primer término, del bienestar social y anímico de sus plantillas laborales. Lo que ha ocurrido es que la catarata de dinero y la estupidez neoliberal de crujir a la fuerza de trabajo con el austeritarismo, han colocado a las empresas europeas en un estado de marasmo. Así, no hay nada que hacer. Si el BCE siguiera inyectando dinero, la bola de la Deuda seguiría creciendo. Si no lo hace, otra depresión, más fuerte todavía, está ahí mismo. Bonito panorama.