Una de las muchas -de las más graves, además- formas de distorsionar la democracia es la de la "interpretación" tergiversada de los resultados electorales. A caballo del poder persuasivo que le confiere su fortaleza económica y utilizando a sus mercenarios de la comunicación, la oligarquía neoliberal consigue impregnar a la opinión, la lela opinión, mayoritaria, de falsas ideas. Se trata de eso que que se escucha decir, sobre que "el electorado nos pide", "el encargo de las y los votantes" "lo que reclaman las urnas". Pero que son frases alejadas de la realidad, porque cada quien alonga la candela hacia su cochino, y si tienes las perras, lo haces mejor y con más potencis. De eso se ocupa el siempre brillante Luis García Montero, en artículo importante en INFO LIBRE, que recomienda el útimamente medio desaparecido, espero que por poco tiempo ya, Juan García Luján. Luis Gracía Montero exhorta a la gente a hacerse oir, a impedir que otra gente malvada explique lo que quieren decir unos votos que la verdad es que la mayoría aplastante rechaza al partido llamado popular.
Lamentan que la posición del Gobierno canario no sea más beligerante con este asunto, vinculándolo con las propias contradicciones internas de CC-PSOE