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Cuando las iras populares se desatan y obligan a los poderes neoliberales a tomar medidas de represión de los delitos tributarios, y a pesar de que siempre persiste la tolerancia oficial a esa actividad criminal, las grandes empresas y fortunas buscan maneras, quizá legales pero siempre ilegítimas e insolidarias, para no pagar los impuestos. Es lo que se llama la elusión fiscal, aprovechar los mil y uno recovecos que dejan conscientemente abiertos las autoridades, para que la gente rica hurte el dinero que le corresponde apoquinar. Por ejemplo, el creso Amancio Ortega se mama, que se sepa, 600 millones, de esta enredada manera. Y, nos lo cuenta NUEVA TRIBUNA e INFOLIBRE, GHESTA, la esforzada asociación de las y los profesionales de Hacienda denuncia que altos capistostes del departamento del gobierno se dedican venalmente a dictar cursos de esta práctica tramposa de la elusión. Y yo, Chema Tante, no me cansaré de repetir que estas tongas de miles de millones que la gente rica y las grandes empresas no pagan, es el dinero que genera crisis, paro, hambre, enfermedades, penurias educativas y muertes. La elusión fiscal, lo mismito que la evasión y el fraude, matan y jeringan a la gente. Y no será polrque no se sepa la gravedad de la cuestión. Por ejemplo, en TERCERA INFORMACIÓN contaban en 2014 que "El G20 avanza contra la elusión fiscal". No me los pierdan.