Así finaliza un dicho muy nuestro que viene a referirse a esa tendencia, tan propia de muchos, de actuar a destiempo después de haber dejado escapar las oportunidades efectivas o de haberlas mal logrado a conciencia. Esa misma tendencia parece, por su extensión, una competencia básica trabajada muy a conciencia en la “escuela” política convencional.