El maestro Cuscoy descubriría con los ojos gastados las agresiones políticas que se han infringido a nuestro paisaje y, por tanto, la ausencia de amor y respeto a quienes lo habitamos. Ese mismo paisaje que es la materia prima con la que se construye un turismo de calidad en nuestra tierra y que poco parece importar a nuestros gobernantes, que llevan décadas en el poder maltratándolo, con el objetivo de que unas pocas personas obtengan beneficios económicos a costa de que otras muchas suframos las consecuencias de un desarrollo insostenible basado en el ladrillo y la especulación del territorio.

No es que a las decisiones de un Tribubal Constitucional dominado, vía nombramiento, por el PpPsoE deba concedérseles mayor importancia. Y a este freno "por meterse en competencias ajenas" que le jincan a la ley pantallera de desahucios de Paulino, menos. Porque daba igual.