NO INCINERACIÓN TENERIFE insiste en este dudoso honor que le cabe a Tenerife. Y, también, sobre la desgracia de ver a una gente que estaba de este lado de la pancarta, peleando por la sensatez, por disminuir el transporte individual y los trenes depredadores, peroi que en cuanto han llegado a tocar poder, se apuntan, ¿se imaginan por qué? a la legión del piche. Yo, Chema Tante, lo diré de nuevo. La solución no está en aumentar carreteras ni trenes, sin en disminuir la movilidad, en general y la individual, en particular.
Marcelo Colussi en ALAI, insiste en desmontar la mentira de la supuesta ineficacia de lo público. Lo señala Francisco Morote, de Attac Canarias. Y yo, Chema Tante, digo que Colussi trae nuevos argumentos, para demostrar lo que siempre ha sido evidente. La falacia neoliberal que descalifica la acción pública para, de esa manera, justificar el abuso empresarial privado. Entre esos nuevos argumentos, Colussi nos trae con tino el ejemplo de lo que ha pasado con las vacunas de la covid-19. Investigación con fondos públicos, explotación lucrativa y abusadora por parte de empresas privadas, Y dejando a amplias masas de población mundial a merced del coronavirus. Neoliberalismo que roba y mata, desde lo privado, aprovechándose de lo público.
Marisa Kohan entrevista a Carla Antonelli en PÚBLICO sobre la polémica armada a raíz de un comunicado del PSOE firmado por Ábalos y Calvo que ha irritado a un sector del feminismo y a los colectivos trans.
Ángeles 'Nines' Maestro, RED ROJA, da de pleno en un problema planetario -con ciertas excepciones- pero del que en Canarias sabemos y sufrimos mucho. El artículo de Maestro, que señalan en KAOS EN LA RED, TERCERA INFORMACIÓN o en la web de SAS, Rafael Juan Rodríguez Marrero y el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado, trata de la sibilina forma en que la empresa privada ha parasitado la sanidad pública. Es una de las más arteras mañas de un sistema que se caracteriza por su crueldad y funestos procedimientos. En la sanidad, las empresas, con la colaboración criminal de los gobiernos, da lo mismo su declarado color, han conquistado los sistemas públicos. Farmacéuticas, clínicas y aseguradoras arramblan con todo lo que haya de rentable en los sistemas públicos de salud. De esta manera, como indica con mucho tino Maestro, el problema del desmantelamiento de la sanidad pública no es una cuestión de presupuestos, sino del destino que se da al dinero en tales presupuestos. Es la aberración de la llamada concertación, por el que las empresas privadas se encargan de todas las actividades que ofrezcan rentabilidad, con una gestión cicatera en los medios y abusadora de su personal, en tanto que la pública tiene que enfrentar todas las actividades que no permitan beneficios. El maldito virus ha venido a poner otra vez de manifiesto esta realidad parasitaria. La sanidad pública, con el esfuerzo heroico y muy arriesgado de sus profesionales, con pocos medios, con infraestructuras insuficientes, ha salvado vidas y ha atendido con humanidad a las personas que no han podido desgraciadamente superar la enfermedad. Mientras tanto, la sanidad privada, que se sostiene y gana dinero con los presupuestos públicos, ha permanecido indiferente, salvando los dividendos de sus accionistas mediante ERTES y despidos. En Canarias, ya digo, sabemos mucho de esto. La presencia de Román, puntal incansable de la gestión sanitaria privada de lo pùblico y, para que no hubiera duda, de Julio Pérez, peculiar socialista absolutamente vinculado con las empresas, permite augurar que, durante y después de la pandemia, los presupuestos de sanidad aumentarán, sí, pero a la mayor gloria y beneficio de lo que Maestro llama con tanta claridad como acierto "parásitos".