Rafael Juan Rodríguez Marrero señala este artículo de Jean-Baptiste Malet en LE MONDE DIPLOMATIQUE EN ESPAÑOL que, aunque comete el error de cobrar por el acceso a sus contenidos, ha tenido el gesto de abrirlos, por la pandemia, pero solamente hasta el 12 de abril. Parece que mi admirado Ramonet no ha asumido que esta vaina va para rato. En fin, Malet destapa una cuestión relacionada muy directamente con la crisis sanitaria. El extraordinario repunte que ha experimentado el negocio de AMAZON, que ya de por sí disfruta de una rentabilidad notable. Y las deplorables condiciones en que obliga a trabajar a su personal. Que siempre han sido penosas, pero en estas circunstancias han devenido además en peligrosas. Y yo, Chema Tante, agrego una reflexión adicional. En estos tiempos, las empresas lloran -algunas con razón- por la pérdida de negocio. En unos casos, como digo, las lágrimas se justifican, pero en otras, no escasas, las empresas están haciendo su agosto. ¿No habría que establecer, al menos en la Unión de Mercaderes Europea, un tributo especial para que estas empresas afortunadas contribuyan al esfuerzo de lucha contra la pandemia y para la recuperación posterior?