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viernes, 29 de marzo de 2024 10:20h.

Abierto en canal - por Paco Vega

 

JAREAS

paco vegaPues bien, abierto en canal (o como una jarea) es como me siento cuando escribo y hablo de lo que pienso y siento. Abierto en canal estoy cuando “vomito” mi verdad sobre lo que acontece y me preocupa de mi tierra canaria. Eso no significa que exponga mi vida públicamente en su totalidad, pero si lo que pienso del tema que considero de interés en cada momento.

Abierto en canal - por Paco Vega *

JAREAAbierto en canal o como una “jarea”. Una jarea es, para quien no lo sepa, una tradición marinera de “curar” el pescado de forma natural, especialmente salemas, viejas y samas. Se abre el pescado y se limpia para salarlo con agua de mar de la manera correspondiente y luego ponerlo a secar al sol. Es una tradición marinera ampliamente extendida en Canarias, especialmente en Fuerteventura.

Pues bien, abierto en canal (o como una jarea) es como me siento cuando escribo y hablo de lo que pienso y siento. Abierto en canal estoy cuando “vomito” mi verdad sobre lo que acontece y me preocupa de mi tierra canaria. Eso no significa que exponga mi vida públicamente en su totalidad, pero si lo que pienso del tema que considero de interés en cada momento.

No suelo hablar de mi mismo porque creo sinceramente que soy un tipo poco interesante. Eso no significa que no me valore, pero considero que hay muchas más cosas de interés en mi entorno, especialmente en esta tierra canaria maltratada por siglos de abandono y de especulación. Creo que estamos muy necesitados de “intérpretes de la realidad canaria”, personas sin vinculación a otros intereses mezquinos. No es que yo me esté adjudicando esa cuota de tan alta responsabilidad,  para eso ya existen periodistas y otros autores de mente limpia y letra clara, pero si que es cierto que son una rara especie en peligro de extinción.

Hay mucha gente que escribe de los más variados temas, y muy buenos por cierto, pero escribir de temas de actualidad y políticos de forma independiente no tantos. Hay mucho miedo a granjearse la antipatía de “los que mandan” o ejercen algún tipo de poder público. Una cosa es opinar en la barra de un bar o en conversaciones improvisadas con los amigos,  de la corrupción de unos y de otros y de la necesidad de una más que necesaria limpieza y desinfección de lo público, y otra muy diferente hacerlo dejando constancia escrita… Ni siquiera los que han sido elegidos por las urnas para defender el “interés general” se pronuncian con la frescura y frecuencia debida. A veces, cada vez más, pienso que esta democracia es una gran mentira.

MAESTRO PANCHO 100X145Siempre he sido persona discreta y poco amante de protagonismos públicos, pero por “accidente” me he visto casi sin querer, escribiendo sobre lo divino y lo humano; a veces con disciplina militar y otras muchas con intermitencia y desorden adolescente. Primero en mi modesto blog, EL RINCÓN DEL MAESTRO PANCHO y posteriormente a través de varios diarios digitales que tienen la amabilidad y temeridad de publicar mis “derrapes mentales” (siempre desde el máximo respeto). También con el mismo respeto y desde hace unos meses, poniendo voz a mis artículos en una emisora histórica de radiodifusión canaria que me permite expresar libremente mi opinión.

 

Hoy no quería hablar de corrupción, y miren como está el patio... El estercolero nacional habría que llamarlo.

Tampoco quería hablar de la política canaria, en la que ya se vislumbra un pacto más que cantado entre iguales… Descorazonador pensar que el “cacique gomero” siga pintando tanto en la política Canaria, gracias a una podrida ley electoral.

Tampoco quería hablar de las muertes de mujeres a manos de sus parejas o ex-parejas… Cuánto queda por hacer hasta conseguir una especialización efectiva policial y judicial sobre el machismo asesino. Mientras tanto siguen falleciendo mujeres a manos de unos acomplejados que sólo son fuertes de puertas para adentro.

Tampoco quería hablarles de la costumbre generalizada de ocultar méritos, capacidades y sueños por miedo a la podrida envidia, que señala con odio y rencor todo lo que sea un beneficio o mérito ajeno o simplemente la felicidad de otros. Cuanta crueldad y maldad escondida, camuflada o disimulada sobre nuestras reales intenciones y pensamientos. Cuanta hipocresía.

Con eso y con más tenemos que bregar cada día. Es evidente que todo no se puede contar, pero a veces hay que abrirse como una jarea, aunque sólo sea para que el aire purificador haga su efecto sanador y conservador…

* En La casa de mi tía por gentileza de Paco VegA

paco vega

http://elrincondemaestropancho.blogspot.com.es/