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sábado, 20 de abril de 2024 00:00h.

Alemania, año cero - por Gerardo Rodríguez

 

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Alemania, año cero - por Gerardo Rodríguez, miembro del Secretariado Nacional del STEC-IC *

 

TANQUES ALEMANES, 2023 y 1942
TANQUES ALEMANES, 2023 y 1942

Ya es oficial que Alemania va a facilitar los tanques Leopard II al ejército ucranio para ayudarlo militarmente en la guerra contra los rusos. Así vuelve Alemania a los campos de batalla tras la 2ª Guerra Mundial, aportando los panzers que aterrorizaron a Europa 70 años atrás. Lo que supone esta decisión para el pueblo alemán no es sencillo de explicar, es algo más que una decisión arriesgada por la dependencia energética de Rusia, es mucho más que eso.

PASO DE LA OCA
PASO DE LA OCA

En la ciudadanía alemana aún perdura un complejo de culpa profundo y arraigado, aunque cada vez menor, a tenor de algunos hechos muy sintomáticos, por todo lo que supuso la etapa nazi, por el hecho de que les abrieran la puerta y luego cerraran los ojos, incluso por el militarismo exhibido durante buena parte de su historia, que convirtió Prusia en una nueva Esparta.

 

MEIN KAMPF
MEIN KAMPF

Por eso Alemania optó por ser un gigante económico y un enano militar en la corte de las naciones. La pregunta permanentemente formulada durante toda la posguerra era cómo asimilar y digerir lo ocurrido, porque lo ocurrido no era cualquier cosa: el advenimiento de una dictadura racial a quien le dieron la bienvenida electoral cuando ya sabían quién era Hitler (“Mein Kampf” se publicó en 1925 y los nazis alcanzaron el poder en 1933), el expansionismo que provocó la 2ª Guerra Mundial, el holocausto donde murieron millones de judíos, gitanos, homosexuales, discapacitados y otras minorías consideradas inferiores por las leyes raciales del supremacismo germánico, la ocupación una vez derrotada y la partición del país.

A ello hay que añadir la devastación a la que fue sometida durante los últimos meses del conflicto. El arrasamiento de ciudades y pueblos cuando Hitler ya era un demente incapaz (quizá siempre lo fue) atrapado en el bunker de la Cancillería y los ejércitos alemanes se batían en retirada de todos los frentes. Esta es una fase de la guerra de la que no se habla y que ha terminado por convertirse en tabú, tanto para los alemanes como para los aliados. Para los primeros porque la derrota militar también supuso el oprobio ético, la encarnación del mal, lo que los obligaba a callar, porque el país de Kant no tenía estatura moral para denunciar nada después del descubrimiento de los campos de exterminio porque nada es parecido a Auschwitz. Para los segundos porque son los vencedores quienes imponen el relato de lo que se dice y lo que se silencia, y el bombardeo masivo de la población civil de cualquier país no es para sentirse orgulloso y exhibirlo.

ALEMANIA DEVASTADA
ALEMANIA DEVASTADA
W. G. SEBALD
W. G. SEBALD

Sin embargo hubo alguien que escribió sobre ello desde la atalaya del rechazo frontal a los años bárbaros del periodo nazi (1933-1945). El gran escritor W.G. Sebald indaga en “Sobre una historia natural de la destrucción” (1999) en este episodio que aumentó el catálogo de horrores de los peores años de la humanidad, y lo hace con estas cifras, tan escalofriantes como objetivas: “Es difícil hacerse hoy una idea medianamente adecuada de las dimensiones que alcanzó la destrucción de las ciudades alemanas en los últimos años de la 2ª Guerra Mundial, y más difícil aun reflexionar sobre los horrores que acompañaron esa devastación (…), solo la Royal Air Force arrojó un millón de toneladas en territorio enemigo, 131 ciudades quedaron arrasadas, 600.000 civiles fueron víctimas de la guerra aérea en Alemania, tres millones y medio de viviendas destruidas, y al terminar la guerra había 7,5 millones de personas sin hogar, a cada habitante de Colonia le correspondían 31,4 metros cúbicos de escombros y a cada uno de Dresde 42,8…”. Recuerdo la maqueta del Frankfurt posterior a la guerra, hecha con el rigor y la profesionalidad con que hacen las cosas los alemanes, que se encuentra en el “Museo de la ciudad de Frankfurt”, solo quedaban en pie algunos muros, alguna casa y una vieja iglesia, eso era todo de lo que hoy es la capital financiera de Europa, sede del Banco Central Europeo.

MAQUETA FRANKFURT 1945 Museo de Historia de Frankfurt  WIKIMEDIA COMONNS
MAQUETA FRANKFURT 1945 Museo de Historia de Frankfurt WIKIMEDIA COMONNS

 

Después llegaron los juicios de Nuremberg, la vergüenza colectiva, el escarnio de la partición del país y un proceso de desnazificación no todo lo impecable que hubiera sido deseable. Muchos nazis siguieron ocupando puestos importantes dentro de la administración de la nueva República Federal, otros se disfrazaron y vivieron vidas anónimas sin rendir cuentas, o se refugiaron en Sudamérica evadiéndose a través de la red Odessa, o acabaron fichados por la CIA para combatir “el comunismo”, incluso hubo uno que llegó a Secretario General de la ONU.

NAZIS EN NUREMBERG, KURT WALDHEIM, NAZI EN LA ONU
NAZIS EN NUREMBERG, KURT WALDHEIM, NAZI EN LA ONU

En “El lector” (Bernhard Schlink. 1995), la vidas de un joven de 15 años y una antigua carcelera de un campo de concentración, se entrecruzan casualmente y su aventura de amantes es en sí mismo, una radiografía perfecta de la postguerra y los traumas colectivos que se extendieron por décadas.

BERNHARD SCHILINK
BERNHARD SCHILINK

Se aprendió a callar y olvidar. A ello contribuyó la reconstrucción, el célebre “milagro alemán”, escribe Sebald: “Mediante la productividad exigida y la creación de una nueva realidad sin historia, se orientó a la población hacia el futuro y les obligó a callar sobre lo que había sucedido”. Ahora, con la ayuda militar directa a Ucrania con los tanques Leopard II, el pasado se cuela en el presente.

Durante muchos años Alemania siempre buscó ponerse de perfil en la escena internacional, absteniéndose de participar en ninguna operación bélica, con la opinión pública volcada hacia el antimilitarismo, la paz y la no violencia. Por eso causó estupor que el pasado 7 de diciembre, saltase la noticia de la detención de un grupo que preparaba un Golpe de Estado de extrema derecha que pretendía derrocar el gobierno e instaurar un nuevo imperio, un 4º Reich. El grupo lo comandaba el príncipe Heinrich XIII y lo integraban 25 personas, entre ellas una ex diputada del Bundestag. Pero no es solo esta aventura golpista, puro extravío por otra parte, lo que tenemos que lamentar, sino el ascenso de un partido extremista como “Alternativa por Alemania” que se ha convertido en el tercer partido del país. Aunque el “cordón sanitario” funciona y nadie pacta con ellos, las alarmas han saltado y se buscan similitudes entre el actual Estado alemán y la República de Weimar, aquella República de entreguerras donde se gestó el monstruo nazi.

BERLÍN 1931 deutschlandfunkkultur.de
BERLÍN 1931 deutschlandfunkkultur.de

La coyuntura inflacionaria, la caída del poder adquisitivo, el temor a perder el puesto de trabajo, la crisis económica y energética y el aumento de los mensajes de odio recuerdan lo peor de aquella República que, por otro lado, supuso un soplo de libertad como no se había conocido nunca en Alemania, que derivó en una vida alegre, con Berlín  resplandeciendo con las luces del cabaret. Una oda a Dionisos en el pueblo del rigor protestante. Tanta era la libertad que “el pueblo alemán no sabía qué hacer con ella y buscaba impaciente a quienes habrían de quitársela” (“El mundo de ayer”. Stefan Zweig).

STEFAN ZWEIG
STEFAN ZWEIG

La República de Weimar es también el mundo de Bernie Gunther, el policía cínico, mordaz y descreído que protagoniza una serie de novelas “noir”, producto de la imaginación del recientemente fallecido escritor Philip Kerr. La mejor descripción que conozco de aquellos años de plomo que recorren el final de la República, el periodo nazi y la ocupación. Por los personajes que las protagonizan, algunos reales como Goebbels, Heydrich o Himmler; por la atmósfera que los envuelve y por la trama que desarrollan, por la historia que divulga y la intriga que entretiene, son de inapreciable valor.

PHILIP KERR
PHILIP KERR

Lo que la ayuda militar a Ucrania supone para Alemania no es algo que no podamos entender cabalmente quienes no somos alemanes, entre los que continuará el debate sobre su implicación en conflictos internacionales, con una pesada mochila a cuestas. Lamentablemente, la guerra traerá nuevos episodios, igual de inconvenientes y mucho más dolorosos. La guerra y sus desgarros para el pueblo alemán es lo que recogió Roberto Rossellini en esa obra maestra que es “Alemania, año cero” de quien tomé el título a modo de homenaje. Basta ver la película para darse cuenta de la complejidad del asunto.

 

* Gracias a Gerardo Rodríguez 

                            

GERARDO RODRÍGUEZ

              

mancheta ene 23