Escuche una lectura de este artículo en inglés, por Caitlin Johnstone

Uno de los momentos más formativos de mi vida fue cuando dirigía un pequeño blog ecológico llamado Earth Mums a mediados de la década de 2000, que se centraba en las soluciones de los consumidores al problema de la destrucción del medio ambiente. En ese entonces, todavía creía que, si bien el capitalismo estaba impulsando la destrucción de nuestra biosfera, aún podía ser pirateado para que fuera parte de la solución de alguna manera.

Recibí una llamada de una startup de biocombustibles que vio mi trabajo con Earth Mums y quería contratarme para escribir artículos aptos para motores de búsqueda para atraer tráfico a su sitio web. Fui a su oficina para una reunión y, mientras esperaba, escuché a los tres socios, verdaderos tipos de empresarios de alto octanaje, riendo y hablando sobre los diversos platos de negocios que estaban girando.

Aparentemente, uno de ellos acababa de regresar de un trabajo de consultoría para un producto llamado Lectric Soda, por el que las mamás terrestres tenían mucho cariño porque era un compuesto de limpieza para el hogar que no dañaba el medio ambiente y se podía comprar por menos de un dólar la bolsa.

"No me digas, déjame adivinar: ¿les dijiste que duplicaran el precio?" preguntó uno de los socios.

"¡Les dije que lo cuadriplicaran!" dijo el chico consultor.

Me pareció increíblemente sórdido cómo estaban haciendo un producto que en realidad podría ayudar a que los hogares fueran más amables con el medio ambiente y  menos  accesibles mientras se presentaban como guerreros ecológicos que quieren salvar el planeta. Les dije que cobro mucho más de lo que sabía que me pagarían por el trabajo y me largué de allí, pero he aquí que vi que Lectric Soda se cuadruplicó en precio poco después.

Me dejó tan desinflada y desanimada que terminé cerrando Earth Mums. Me di cuenta de que estos muchachos y personas como ellos iban a convertir la responsabilidad ecológica del consumidor en algo de élite de moda con un precio fuera del alcance de la gente normal, y eso es exactamente lo que terminó sucediendo. No pasó mucho tiempo antes de que viera la llegada de eco chic y Whole Foods y Tesla y el resto de este nuevo mercado de lujo diseñado para permitir que las personas ricas se sientan bien consigo mismas mientras el mundo arde y crean la ilusión de que podemos sacar provecho a nuestra manera. fuera de nuestros problemas.

Era simplemente una ilustración tan directa del problema. Lectric Soda no mejoró en calidad, no se volvió más difícil de hacer o más difícil de obtener, la oferta y la demanda permanecieron iguales; el precio se cambió porque el mercado lo soportaría. La mano oculta del mercado no iba a restaurar mágicamente el producto a su valor “correcto”; el valor de tales productos iba a ser determinado por las manipulaciones narrativas de empresarios, consultores, estafadores, vendedores y publicistas.

“Dejar que el mercado decida” en realidad significa dejar que los manipuladores decidan, porque los mercados están dominados por aquellos que se destacan en la manipulación. Nos enseñan que dejar que el mercado decida significa dejar que la oferta y la demanda sigan su curso natural, como si estuviéramos hablando de mareas o estaciones o algo así, pero en realidad tanto la oferta como la demanda se manipulan constantemente con extrema agresión. Manipular el suministro de diamantes. Manipulación de la oferta de viviendas. Manipulación del suministro de petróleo. Manipular a las personas para que quieran cosas que nunca antes habían pensado que querrían a través de la publicidad. Manipular a las mujeres para que se sientan mal con sus cuerpos para que compren tus productos de belleza. Manipular a las personas para que paguen $ 2000 por una bolsa de $ 20 usando la marca. Manipular a las personas para que compren Listerine inventando la palabra "halitosis" y convenciéndolas de que se preocupen por eso. Manipular a la gente para que creyera que los Beanie Babies eran artículos de colección preciados cuando solo eran juguetes de peluche estándar.

El capitalismo nos da una civilización dominada por el engaño. Los que llegan a la cima son aquellos que logran engañar a la mayor cantidad de personas posible. Engañarlos para que paguen más. Engañarlos para que compren su producto y no el de otra persona. Engañar a las personas que realmente producen algo de valor para convertirte en su intermediario al que se le paga a pesar de no producir nada. Engañar a los competidores para que hagan el movimiento equivocado. Engañar a la gente para que pregunte a su médico acerca de su producto farmacéutico extremadamente lucrativo. Engañar a las personas para que compren o vendan ciertas acciones, criptomonedas o NFT. Engañar a la gente usando el sistema legal y su equipo de abogados que lo entienden mejor que la gente normal. Engañar a la gente para que le permita privatizar su propia agua potable y luego vendérsela en botellas.

Es una competencia de estafa. El que estafa mejor gana. ¿Cómo puedes salvar al planeta de la destrucción por el comportamiento humano cuando todo el comportamiento humano es impulsado por una extraña competencia de estafa? Y la mayor estafa de todas es la narrativa de que este sistema funciona totalmente y es completamente sostenible. Esa es la estafa general que mantiene unidas a todas las otras estafas.

Los defensores del capitalismo a menudo denuncian el socialismo como un sistema coercitivo en el que las personas se ven obligadas a participar, pero ¿cómo diablos llamas a esto? ¿Alguno de nosotros se inscribió para ser arrojado en medio de una competencia de estafa gigante e interminable? ¿Qué pasa si no quiero pasar toda mi vida sujeto a los intentos de la gente de engañarme? ¿Qué pasa si no quiero vivir en una sociedad donde todos intentan engañarse y estafarse unos a otros en lugar de colaborar para el bien de nuestro mundo? ¿Adivina qué? No consiento en nada de eso. Estoy siendo coaccionado en esto.

Cada vez que hable sobre la destructividad y la depravación del capitalismo en línea, la gente dirá "hurr hurr, y sin embargo aquí está participando en el capitalismo" como si fuera un problema propio en lugar del problema exacto que se está discutiendo. ¡Sí! Sí, me obligan a participar en una sociedad capitalista para pagar las cuentas y seguir con vida. Ese es el problema que estoy tratando de abordar aquí. Es como si los presos se quejaran del sistema penitenciario y los llamaran hipócritas porque están en prisión.

Estoy convencido de que este es un factor enorme en las crisis de salud mental que nuestra sociedad está experimentando hoy. Estamos atrapados en este sistema en el que constantemente estamos siendo golpeados psicológicamente con un aluvión interminable de mensajes que intentan hacernos pensar, sentir, desear y odiar cosas específicas por la única razón de que le hará ganar dinero a alguien. ¿Cómo puede prevalecer la salud mental en una civilización en la que la mente de todos está siendo continuamente jalada de un lado a otro por la manipulación psicológica a gran escala? El capitalismo envenena nuestras mentes tanto como envenena nuestro aire y nuestra agua.

Ya es tan, tan malo y está destinado a empeorar mucho, y estamos tan, tan lejos de cualquier cambio real en nuestro status quo político que parezca remotamente alcanzable. Todo lo que podemos hacer es seguir llamando la atención sobre esto de tantas maneras como podamos, y esperar que suficientes personas abran los ojos y comiencen a ver lo que se necesita.