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viernes, 29 de marzo de 2024 07:52h.

Coalición por la Paz - por Miguel Medina Fernández-Aceytuno, abogado laboralista

 

 

 

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Arturo Borges Álamo recomienda este artículo

Coalición por la Paz - por Miguel Medina Fernández-Aceytuno, abogado laboralista *

En el presente año en nuestro país se celebrarán elecciones municipales, autonómicas y legislativas. Sin duda, es el momento de construir una gran coalición por la paz, soberanista y popular.

Los conflictos bélicos perviven en nuestro continente. Hemos sufrido dos guerras mundiales con cerca de ochenta millones de personas que perdieron la vida de manera violenta. Además, entre heridos y mutilados ambas guerras contabilizaron una cifra próxima a los sesenta millones de víctimas.

Ahora Europa vuelve a ser escenario de una nueva guerra en Ucrania que, junto a otros conflictos bélicos externos, amenaza extenderse por todo el continente europeo para constituir una Tercera Guerra Mundial, con posible empleo de armamento nuclear, en la que millones y millones de seres humanos morirían de manera cruenta.

Las guerras, además, provocan otras consecuencias que ya han empezado a sentirse con toda crudeza en España y en todos los países del mundo: inflación galopante, incremento del paro, pérdida de poder adquisitivo, presupuestos de guerra, deterioro significativo de la sanidad, la educación y del resto de los servicios públicos, subidas de las hipotecas, mayor número de desahucios, graves daños en el medio ambiente, movimientos migratorios incontrolados,  supresión de derechos y libertades democráticas y auge del fascismo, entre otras tantas.

No dejaremos de repetir que la paz es la única solución: el diálogo, la diplomacia y la negociación deben ser siempre el camino para la solución de los conflictos internacionales entre países por muy graves que sean. El futuro de la paz en Europa pasa necesariamente por la seguridad compartida para todos sus pueblos y naciones. La paz no es solo la ausencia de guerra, sino la existencia real de aquellas condiciones y compromisos que disminuyen las amenazas e incrementan el entendimiento entre países. 

Sin embargo, constatamos que hoy la mayoría de los gobernantes de Europa han apostado por una vía militar al conflicto de Ucrania. También el gobierno de coalición de España.

En el presente año en nuestro país se celebrarán elecciones municipales, autonómicas y legislativas. Sin duda, es el momento de construir una gran coalición por la paz, soberanista y popular. Una propuesta que contribuya a la movilización social y política de la mayoría social con el fin de modificar el curso actual de una política gubernamental sostenida por una impresionante propaganda bélica con la que nos quieren conducir como obligados partícipes hacia una nueva contienda militar mundial que la ciudadanía rechaza.

En este sentido, resulta oportuno recordar ahora las amplísimas movilizaciones que se llevaron a cabo en diferentes ciudades en España en el año 2003 en la que participaron entre ocho y once millones de personas bajo el conocido lema del No a la guerra. El 15 de febrero en Madrid, una manifestación ciudadana por la paz alcanzó la cifra de dos millones de participantes. En Roma, ese mismo día, concurrieron en otra no menos de tres millones, constituyendo la mayor movilización pacifista de la historia registrada como tal en el Libro Guinness.

Un año más tarde, el 14 de marzo de 2004 el PSOE, que fue importante protagonista en las movilizaciones contra la guerra en Irak, ganó las elecciones legislativas con una ventaja del 4,9% sobre el Partido Popular con la derrota en las urnas del gobierno presidido por José María Aznar. Nadie duda que en estos resultados electorales ejerciera una influencia decisiva la relevancia del PSOE en aquellas impresionantes movilizaciones populares. Con la defensa de la paz derrotamos a la reacción y al fascismo.

En estos casi 20 años transcurridos desde aquellas memorables fechas ¿la opinión pública en España ha pasado de  pacifista a belicista? En absoluto. Según una encuesta del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores de finales del pasado mes de junio, «las posiciones pacifistas son dominantes en Francia, Italia, Alemania, Suecia y España. En estos países el 42% apoya un alto el fuego inmediato, frente al 23% que desea continuar la guerra hasta la victoria del ejército ucraniano. En España, el 35% defiende la paz inmediata, mientras que solo el 15% apuesta por continuar la guerra. Los indecisos españoles representan el 26% lo que permite llegar a una conclusión: en España la posición partidaria de parar la guerra ya es la mayoritaria… La encuesta señala también una gran preocupación por las consecuencias económicas de la guerra. Según opinan más del 60% de los encuestados, Europa saldrá mal parada. El estudio señala que la mayoría de estos ciudadanos pesimistas (o lúcidos, según se mire) están en el campo del pacifismo. En España el 40% de los encuestados teme una crisis económica que le cueste su puesto de trabajo.»

Una reciente encuesta de octubre último de Sigma Dos para Antena 3 Noticias indica que: «cerca de un 64% de encuestados estima que una paz pactada con cesiones de ambas partes sería la opción más idónea que deben priorizar los Estados comunitarios para acabar con la guerra». Solo el 22,2%, apuesta por continuar con el apoyo a Ucrania hasta lograr la rendición rusa.

Esta posición en favor de la paz crece de manera progresiva en España y en la UE desde el 24 de febrero pasado conforme se incrementa la crisis económica, en buena parte debida a la guerra de Ucrania. También se intensifican las movilizaciones en el ámbito europeo en favor de la paz. Europa dice «No a la guerra» cada vez con más fuerza.

Manifestación en Praga, Prensa Latina, 04.09.22

A principios de septiembre último, más de 70.000 ciudadanos checos salieron a las calles de Praga y coparon la Plaza Wenceslao para exigir la dimisión del gobierno conservador que encabeza el primer ministro Petr Fiala, rechazando la política de sumisión a la OTAN y a la Unión Europea. Más tarde, el sábado 5 de noviembre, decenas de miles de manifestantes marcharon por la capital italiana, Roma, instando al gobierno a dejar de enviar armas a Ucrania para luchar contra las fuerzas rusas y pidiendo la paz en la ex república soviética. «No a la guerra. No al envío de armas», rezaba una gran pancarta, mientras los manifestantes coreaban «denle una oportunidad a la paz». En el mes anterior, miles de manifestantes se reunieron en París para exigir el fin de la membresía de Francia en la OTAN. Instaron a su gobierno a poner fin al suministro de armas a Ucrania, que solo ha prolongado la crisis. Las capitales de Alemania, Austria, Bélgica, Moldavia y Gran Bretaña también fueron escenario de manifestaciones contra la inflación y el aumento de los precios de la energía, así como contra la guerra en Ucrania, fuente de estos problemas. Relata el periódico de la derecha La Razón que el «no a la guerra» y las reivindicaciones contra la OTAN crecen en la Alemania oriental y añade que: «desde principios de septiembre, se han llevado a cabo más de 4.400 manifestaciones como la de Leipzig en toda Alemania, más de 100.000 personas salieron cada semana a las calles en todo el país y siempre con referencias a la pandemia, la guerra de Ucrania o la crisis climática y energética.»

Manifestación en Roma, Agencia Italiana de Noticias, 15.11.22.

El aparato de dirección del PSOE ha optado por la guerra en Ucrania. Incluso desde el gobierno de coalición su posición belicista, neoliberal y dependiente de los EEUU destaca entre los diferentes gobiernos de la Unión Europea que se alinean en la misma dirección. No atiende hoy al sentir de una mayoría social que se inclina por una solución negociada que ponga término a la tragedia e impida que la guerra de Ucrania acabe extendiéndose por todo el mundo, como ocurriera en dos ocasiones en el pasado siglo. Yolanda Díaz, promotora de la plataforma electoral «Sumar» y Alberto Garzón máximo responsable de Izquierda Unida, también apoyan la vía militar, aprobando, por ejemplo, el envío de armamento al régimen de Kiev. Entre cañones y mantequilla han optado por lo primero. Podemos, partícipe en el gobierno de coalición, se posiciona en voz baja y con escasa convicción por un armisticio, mientras numerosos afiliados de IU y de Podemos, e incluso del PSOE, y un número muy importante de sus votantes apuestan por una solución negociada a la guerra de Ucrania, tal y como expresan los diferentes sondeos que comentábamos antes.

De aquí a la convocatoria de las legislativas transcurrirá un tiempo durante el cual los acontecimientos que se produzcan resultan ahora imposibles de vaticinar. Pero de lo que no hay la menor duda es que trabajar sin demora por una amplia e intensa movilización por la paz, con máxima transversalidad, es el único modo de oponerse a la descomunal tragedia que la inmensa mayoría desea evitar.

Es indispensable, por tanto, construir desde abajo y desde ahora, una coalición por la Paz, Soberanista y Popular, de amplia base social, que incida de manera positiva sobre los vertiginosos acontecimientos venideros y sepa recoger, también en los próximos comicios, los anhelos de paz y de justicia social que demandan la clase asalariada y las capas populares de nuestro país.

No son pocos quienes ante el próximo ciclo electoral en España estiman que la mejor forma de frenar el ascenso del fascismo a las instituciones e impedir que tome asiento en el Consejo de Ministros y disponga del Boletín Oficial del Estado, es la opción de apoyar electoralmente bien al PSOE o en su caso a las organizaciones políticas, coaligadas o no, que junto a la socialdemocracia ofertan un programa reformista con muy escasas diferencias entre sí. Una posición que ha sido fortalecida y respaldada por el diario El País con su reciente encuesta publicada el pasado día 6 de diciembre.

Este enfoque presenta, a nuestro modo de ver, limitaciones muy importantes que nos invitan a la reflexión. El fascismo, servidor fiel de la oligarquía, es una ideología de carácter totalitario, antidemocrático y profundamente violento que repele por la fuerza cualquier proceso de transformación social progresista. El rechazo al fascismo requiere de mucha convicción y determinación en la defensa de los derechos y libertades democráticas y necesariamente de una actividad política y social que cuestione los poderes fácticos que lo promueven y sostienen y defienda con firmeza los intereses de la mayoría social. Al mismo tiempo demanda una actuación decidida frente a la irracionalidad y la violencia que encierra el belicismo mediante una amplia movilización social que sea capaz de unir las reivindicaciones más perentorias y urgentes de la clase asalariada y de las capas populares, que no son pocas, con una firme defensa de la paz, que puede y debiera tener próxima expresión en una coalición electoral.

La posición actual de los dirigentes de la izquierda reformista, inequívocamente favorables a la guerra, constituye una alternativa que sin quererla ni desearla, crea sin embargo un caldo de cultivo que en absoluto frena al fascismo.

 

* Gracias a Miguel Medina Fernández-Aceytuno y a la colaboración de Arturo Borges Álamo. Pûblicado originalmente en HOJAS DE DEBATE

https://hojasdebate.es/opinion/coalicion-electoral-por-la-paz__trashed/

MIGUEL MEDINA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO
MIGUEL MEDINA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO
HOJAS DE DEBATE

 

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